Alan
— Alan y Victor, estad preparados, vosotros también vais a entrar. —nos dice Ace.
— Ace, los pinganillos. —le dice Alisha.
— ¡Es verdad! —dice Ace y va a por ellos, luego nos entrega uno a cada uno.
— También tenéis que llevar esto. —dice Evan.
— ¿Qué es eso? —le dije.
— Son unas cámaras para saber donde estáis en todo momento. Además nos da una mejor vista del lugar.
Nos preparamos todos, también hicimos unas pruebas de los pinganillos y Evan fue a la otra furgoneta para preparar las cámaras que teníamos puestas.
— Bobby adelante, ocúpate del que hay arriba. —le dice Ace— Y quédate para vigilar.
— Voy. —toma una de sus armas y sale con cuidado. Ya estaba amaneciendo.
— Chicos, tened cuidado. Van viniendo como a la hora. Tenéis que ocuparos de esa planta. Por lo visto no tienen cámaras y muy pocos guardias. Si conseguís esa caja ahora, acabaremos más rápido. Tenéis que ser los más ágiles, sigilosos y rápidos. ¿Tenéis los silenciadores? —nos dice Ace.
— Sí. —dijimos Victor y yo al mismo tiempo.
— Enemigo caído. —dice Bobby por el pinganillo.
— ¿Tarek? —dice Deanna.
— Sí, tenéis la vía libre.
— Vamos. —dice Elias.
Un poco agachados fuimos hacia la entrada y nos pusimos contra la pared.
— ¿Podemos entrar? —dice Victor.
— Sí, pasillo despejado.
Entramos uno por uno hasta la primera habitación de la derecha. Elias y Deanna se ocuparon de ellos fácilmente. Un par de cuchillos fueron suficientes.
— Primera habitación despejada. —dice Elias.
— Bien hecho.
— Vamos a la siguiente. —dice Victor y se asoma por el pasillo prosiguiendo a la siguiente habitación de la izquierda.
Los que habían dentro se dieron la vuelta por lo que tuvimos que disparar. Aquí habían más por lo que todos tuvimos que pelear.
— ¿Por qué no tienen armas? —dije sin entender.
— Casi nadie sabe de éste sitio. Es como un lugar secundario, apartado de todo. —dice Ace.
— Alguien va a entrar. —dice Mad.
Victor y yo nos pusimos detrás de la puerta. Deanna y Elias desaparecieron. Si que son buenos. Al abrir la puerta, Victor la volvió a cerrar con fuerza, golpeándole. Me asomé rápidamente y le dispare. Éste cayó al suelo. Le arrastramos dentro.
Seguimos con las siguientes habitaciones de la primera planta. Todos luchábamos cuerpo a cuerpo para ahorrar munición, sólo en caso extremo disparábamos. Aunque las cosas del lugar nos distraía mucho. Es todo muy aterrador. En una de las habitaciones un hombre al que estaban torturando me pidió que le matara. Se le veía la agonía en sus ojos, tuve que hacerlo.
Al bajar al segundo piso, habían muchos contra nosotros. Éstos tenían instrumentos de torturas. ¿Cuánto tiempo estuviste aquí Mad? ¿Qué te han hecho?
Madison
— ¡Mierda, Alan! —oí a Victor por el pinganillo.
— ¿Qué ha pasado? —pregunté pero nadie me contestó.
Corrí a la otra furgoneta. Con tan sólo ver las imágenes me lleve las manos a la boca. Un machete estaba atravesando a Alan.
— ¿Por qué coño no se cerró el chaleco? —dije enojada.
— Hudson, ven, vamos a entrar. —le dice Ace.
— ¿Vais a por Alan? —dije al salir de la furgoneta.
— Eso intentaremos. —dice y se van.
Siguieron hablando por el pinganillo pero los ignore totalmente, seguí viendo las pantallas. Estaba bloqueado mirando el machete mientras su sangre recorría su cuerpo hasta el suelo. Joder Alan, ¿en qué coño estabas pensando? Ace y Hudson le tomaron. Me di la vuelta y me tape la cara con las manos. Lo que me faltaba.
— Mad, ¿estás bien? —me dice Ace sacándome de mis pensamientos.
— Que rápido habéis llegado.
— Está grave. Nosotros tenemos que volver, tú quédate aquí, estás al mando. —se acerca a mí— ¿O quieres que me quede? —me acaricia.
— No, no. Ve y haz tu trabajo. —le sonreí.
— Vale. —se queda mirándome unos segundos y luego se va no sin antes darme un beso.
Fui hacia Alan. Le acaban de sacar el machete y la sangre comenzó a salir. Mucha sangre, demasiada. Patrice y Carson tomaron rápidamente muchas gasas y las pusieron en la cortadura para parar la hemorragia.
— Mad, tienes que tomar una decisión. —me dice Patrice mientras mira a Carson.
— ¿Cuál? —dije inquieta— ¿Por qué demonios han parado?
— Alan está gravemente herido y si lo salvamos necesitamos utilizar todo el material.
— ¿Y eso a mí qué? —levanté un poco la voz.
— Si hay otro herido, no podremos salvarlo. —continúa Carson.
— La decisión es tuya pero tómala rápido o se morirá. —dice Patrice.
Me quedé pasmada y sin habla. ¿Matar a Alan o a todo el equipo? Le miré. Tenía la mirada perdida.
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¡Ups! Una vida menos
ActionDespués de la muerte de mis padres, deje de ver la vida de esa manera. Conocí a Alan, compañero en mis misiones y en el día a día. Comencé a ver lo que uno no pensaría que podría pasar en la vida real. Y así me hice fuerte. ¡Ups! Olvidé presentarme...