Capítulo 54

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La habitación estaba llena de polvo pero todas las cosas estaban muy bien ordenadas. Ace lo dejo todo en su sitio. Aún, toda la habitación olía a ella. Saqué las maletas que había debajo de la cama y metí toda la ropa del armario. Después tomé sus cosas de la mesilla. Entre muchas otras cosas encontré unas fotos, la mayoría eran de ella, algunas mías y sólo una con nosotros dos. La tomé y la miré.

Recuerdo muy bien ese día. Fue nuestra primera y última vacación juntos. A mí me pillo algo desprevenido, estaba hablando con K. Que tiempos aquellos en los que estaba calvo, tengo que volver a cortarme el pelo. Fuimos muy felices ese día, todo fue perfecto y lo mejor de todo es que estábamos juntos. Metí todas las fotos en mi bolsillo y seguí guardando sus cosas. Me lo tomé todo con calma porque tenía la moral por el suelo. Esto ha sido la gota que hizo romper por completo mi corazón y todo lo que sentía. Jamás me he sentido tan mal pero a la vez tenía un leve sentimiento de indiferencia. Después de una hora y algo, acabé. Bajé con las maletas.

— ¿Qué vamos a hacer con todo esto? —me pregunta Thomas.

— Guardarlo bueno, la ropa la vamos a dar a los pobres.

— Hablé con el dueño de la casa y la compré. Podemos ir cuando queramos, nos dejó las llaves en el buzón.

— Voy a tomar algo, ¿te vienes? —dije sin ganas.

— Vendría pero sabes que no bebo.

— Vale. —me dirigí a la puerta.

— Iré llevando las cosas. —cerré la puerta.

Entre al coche y fui a un bar algo lejano de la casa. Me senté en la barra. Esto estaba lleno.

— Hola Alan, tiempo sin verte. —me dice Greg. Él es un integrante del bando, está en el Sector C. También trabaja en éste bar.

— Quiero lo más fuerte que tengas.

— ¿Un mal día?

— Una mala vida. —me entrega el vaso.

¿Cuánto tiempo puedo seguir con ésta vida? Después de varias copas, un hombre se sienta a mi derecha.

— Alan, ¿qué tal? —me dice.

— ¿Nos conocemos? —le miré y pedí otra copa.

— Estamos en el mismo bando, soy del Sector E.

— Con razón no te he visto.

— Sí, solemos estar todo el rato fuera.

— ¿Y tu nombre?

— Jordan.

— Greg, ponle una copa a nuestro compañero Jordan. —Greg me mira un poco raro y luego le entrega un vaso a Jordan.

Me hizo muchas preguntas sobre el bando lo que me pareció muy raro. Supongo que es para hacer conversación. Creo que más bien es por todo el alcohol que he tomado. Recibí un mensaje. ¿Quién me manda a estás horas un mensaje? Pasé de el totalmente.

— Oye, ¿me llevas al refugio? —me pregunta después de un pequeño silencio.

— Claro. —Aunque creo que no debo conducir en éste estado— Pero verás tú con lo que regresas, yo debo irme a casa.

— Hecho. —muestra una sonrisa diabólica.

Los dos nos fuimos en mi coche. Él se abrocho el cinturón. Novato, tiene miedo. Llegamos muy rápido. La verdad es que me pasé un poco con la velocidad. Jordan baja del coche sin decir nada y viene hacia mi lado abriendo la puerta y tirándome al suelo.

— ¿Qué haces? —dije confuso.

— Librarme de ti. —me da una patada en el estómago.

— Te van a matar por esto.

— ¿A mi? No lo creo. Más bien a ti por ser un traidor. ¿Desde cuándo le cuentas todo a un desconocido? —Mierda— Por cierto, me alegro mucho de que haya muerto esa puta.

— No le digas así, gilipollas. —grité.

— No sabes lo bien que me sentó ahogarla con su almohada.

— ¡Mientes! —me arrastre por el suelo.

— ¿Tienes pruebas de que no lo hice? Ah espera, que no la viste. —ríe pero al instante se pone serio y me golpea en la cabeza.

Fui a otro mundo. Espero encontrarme contigo, ahora podemos estar juntos para siempre.

Mi felicidad no duro mucho. Abrí los ojos pero la fuerte luz me estaba cegando.

— ¿Estoy muerto? —pregunté.

— Más quisieras. —contesta una voz varonil. Aún no podía acostumbrarme a la luz— Hay algo muy importante que tenemos que hablar.

— Primero, espera que mi vista se aclare. Ya no puedo confiar en nadie.

— Ya no tendrás que hacerlo. —¿Pero qué? Hasta que no vi, no dije nada más. 

— ¿Qué hacen aquí? —pregunté. Norton y Louis estaban delante mía.

— Venimos a hablar contigo, lo que has hecho iba en contra de las normal del bando. Ni te imaginas en el lío que nos has metido. Menos mal que Greg acciono a tiempo. —dice Louis con mucha calma.

— Y supongo que ahora vienen a matarme. —cerré los ojos— Adelante.

— No tan rápido. —dice Norton. Abrí los ojos— Hemos tenido en cuenta todo el progreso que has tenido estando en el bando. Eres uno de los mejores pero no puedes librarte tan fácil.

— ¿Y qué me harán?

— Está claro que estás fuera del bando —arqueé una ceja— pero puedes seguir con vida con la única condición de que desaparezcas para siempre.

— Estar muerto para todos los que conoces. —continua Louis— O —hace una pausa— matarte ahora mismo.

— Matarme. —dije muy seguro de mi mismo— Hay personas que me esperan al otro lado. Venga, ¿para que esperar más? —Norton y Louis se miran el uno al otro.

¡Ups! Una vida menosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora