Por alguna razón desconocida, le correspondí al beso. Fue un beso tan prohibido, intenso, cálido y deseado. Muchas sensaciones a la vez. Pero esto no estaba bien y lo sabíamos.
— El primero y el último, no volverá a pasar. —dije al separarnos.
— Exacto. Fue insignificante, sin ningún sentimiento involucrado.
— Estoy totalmente de acuerdo.
— Seguiré con lo que estaba haciendo. —señaló un lugar aleatorio de la casa.
— Y yo con las plantas.
Mis sentimientos están mas que claros y no los podrá cambiar nadie. Pero el problema es ¿cómo voy a aguantar yo todo este tiempo sin sexo? Yo también tengo mis necesidades y seguramente Alan también lo haga con alguna maldita, tragué saliva, chica.
(Un mes después)
Hudson tranquilizó sus hormonas en todo este tiempo y yo... Pues no tengo tiempo de pensar en sexo con el trabajo que tengo. Esa tal Felisia lo hacía todo y yo no haré menos.
— Hola cariño, siéntate. El té aún está caliente. —me dice Betty al llegar a su casa. Ella me dijo que tenía que hablar algo importante conmigo, a solas.
— ¿Estás bien? ¿Te pasó algo malo? —le pregunté preocupada. Me encariñe mucho con ella. Ella y Henry son mis mejores amigos. Ahora que lo pienso, debería presentarlos uno al otro.
— Sí, no te preocupes, estoy bien.
— Entonces, ¿qué querías decirme?
Le da un trago al té y luego deja su taza sin hacer ningún ruido.
— ¿Estáis bien Hudson y tú?
— Sí, ¿por qué no lo estaríamos?
— Entiendo que a veces las parejas se pelean. —hace una pequeña pausa— Ustedes dos hacen buena pareja y me agradan mucho.
— Betty. —la paré— Ve al grano.
— El otro día, cuando fui a comprar el pan, me pareció ver a Hudson con otra chica. Pensé que no vi bien así que lo seguí unos días.
— ¿Estuviste espiando a Hudson?
— Algo parecido. —reímos— Lo que vi fue cierto. Le vi besándose con Amelia. —Eso explicaría muchas cosas.
— ¿Qué? Digo, ¿quién es esa?
— Vive cuatro calles más allá. ¿Quieres qué hable con él?
— No, me ocupare yo de esto. —me levanté— Esto no quedará así, Betty.
— Esa es mi chica. —sonríe satisfecha.
Volví a casa como una bala. Busqué a Hudson por la casa y al encontrarlo lo tomé de la camiseta estallandole contra la pared.
— ¿Desde cuándo sales con Amelia? —le pregunté enojada. Él se quedo pasmado— ¡Habla! —grité y lo volví a estallar contra la pared.
— Hace dos días le pedí que fuéramos novios. —dice él rápidamente.
— ¿Y por qué coño no me lo dijiste?
— No quería que reaccionaras como con Catia.
— Esa chica no me gustaba.
— ¿Cómo te enteraste?
— Betty te vio. ¡Y a saber cuántas personas más!
— Hablaré con ella. Ahora suéltame. —le solté pero mantuve la distancia.
— Claro que hablaras con ella y yo estaré delante para que no la cagues, de nuevo.
— De acuerdo, tranquilízate.
— Estoy tranquila. —sonreí— Y otra cosa más, quiero que invites a casa a esa chica. —me cruce de brazos.
— No creo que sea buena idea.
— No pedí tu opinión. Sólo hazlo.
— Esto es enserio, me gusta la chica de verdad. —se desliza por la pared hasta el suelo— Desde que Julia murió... —le interrumpí.
— ¿Julia murió?
— Sí.
— Perdón, han muerto muchas personas. —me senté a su lado— Es difícil recordar a cada uno.
— Sólo dos chicas me gustaron. Una de ellas ya no importa pero la otra es Amelia.
— Vale. —suspire— Seré buena con ella, sólo quiero conocerla.
— Gracias. —sonríe.
— Esto es injusto, ¿sabes?
— ¿El qué?
— Él sabe que estoy muerta y seguramente encuentre a otra o se tire a otra o hace lo que sea con otra. Me olvidará rápidamente y no tengo la certeza de que, cuando me vea, no me odie.
— Sólo estás siendo paranoica. Aunque... —alarga— si se enamora de otra, ese ya es un problema pero eso no hace que te odie.
— Ahora no sé quien tiene una vida más difícil, él o yo. —suspire.
— Vamos a hablar con Betty. —asentí.
Nos levantamos y fuimos a su casa. Ella aún estaba en el mismo sitio de antes.
— ¿Ya hablaron? —dice ella con su tranquila voz.
— Así es. —fulmine a Hudson con la mirada.
— Y vamos a contarte la verdad. —dice él.
— ¿La verdad? —dijimos Betty y yo al mismo tiempo aunque yo estaba más asustada por la respuesta que iba a dar.
— Sí. —suspira y continúa hablando rápidamente— Madison era una vagabunda y le dieron una paliza de muerte. Yo la salvé y la traje a vivir conmigo. —toma mucho aliento. Porque acaba de decir muchas estupideces.
— ¿Tú eres tonto o te haces? Betty eso no es verdad. Éste chico se lo ha flipado mucho. Hudson y yo... —pensé— Somos los mejores amigos desde la infancia y nunca fuimos novios pero somos muy cercanos.
— Esto suena más bonito que lo otro. —mira a Hudson con una ceja levantada— ¿Y por qué no me lo dijeron antes?
— Esa es una buena pregunta. —dice Hudson— Madison. —me mira y espera a que yo conteste.
— Pues no pensamos que a él —señalé a Hudson— le iba a gustar alguien. Tampoco lo pensamos mucho. —sonreí.
— ¿Y tú? ¿Y si te gusta a ti alguien? —me pregunta Betty.
— A mi ya me gusta alguien y lo estoy esperando.
— Aún así, sigo pensando que hacen buena pareja. —sonríe ella tomando un sorbo al té.
(Minutos después)
Volvimos a casa.
— ¡Maldito idiota! —lo estalle contra la pared— ¿Vagabunda? ¿Enserio? —lo solté.
— No sé me ocurrió nada más, tampoco me dejaste pensar mucho. —me di la vuelta cerrando los ojos para calmarme.
— De ahora en adelante hablaré yo cuando hay que inventar algo. —volví a darme la vuelta pero Hudson ya no estaba— ¿Hudson? —no contestó— ¿Hudson? —volví a llamarle pero nada.
ESTÁS LEYENDO
¡Ups! Una vida menos
ActionDespués de la muerte de mis padres, deje de ver la vida de esa manera. Conocí a Alan, compañero en mis misiones y en el día a día. Comencé a ver lo que uno no pensaría que podría pasar en la vida real. Y así me hice fuerte. ¡Ups! Olvidé presentarme...