(3 meses y dos semanas después)
Todo muy normal, nada nuevo ni nada fuera de lo común. Es raro tener una vida tan normal y tan monótona.
— Mad, tengo algo que decirte. —me dice Hudson después de llegar del trabajo.
— Dime. —me senté a su lado.
— ¿Recuerdas la chica que está con Alan? —asentí— Tengo un amigo en común con ella.
— Y supongo que ese amigo en común fue de pura coincidencia, ¿no? Tu no hiciste nada... —reí. Él tan sólo sonríe.
— Pues resulta que no están juntos pero a ella si le gusta. Y ella le ayudo que se olvidara de su amiga muerta. —hace comillas con los dedos en las últimas palabras.
— Es decir, quiere olvidarme o ¿ya lo hizo? Seguro que ya me superó.
— Eso puede depender de ti.
— ¿Qué quieres decir?
— Esa chica no suele expresar sus sentimientos pero a lo mejor si otra chica —me señala— le da unos consejos, puede que decida decirle lo que siente al chico que le gusta.
— ¿Quieres que le diga que se le declare a Alan?
— No. Quiero que pienses bien lo que quieres hacer. Ni a Alan ni a ti les ayuda que se consuman el uno por el otro. Además, Alan sabe que tu estás muerta y a saber cuando se va a enterar de que no es así. Sólo es dejarle la vía libre para que haga su vida. Yo sé donde va a estar esa chica ésta noche. ¿Qué dices?
¿Cómo voy a dejar que esa éste con Alan? ¿Estamos locos? Siempre fui una egoísta y sé que esto puede ser lo mejor para Alan pero no para mí. Él será feliz, merece serlo. A saber en cuantos años se va a enterar y a lo mejor me odia o ni me habla. Odio hacer el bien para las demás personas cuando me afecta de forma negativa a mí.
— Hecho. Quiero hablar con la chica. —dije decidida.
— ¿Qué harás?
— Lo mejor para Alan.
— ¿Estás segura?
— No pero su vida no depende de mí y quiero que haga lo que quiera sin que yo interfiera en medio. A lo mejor a él también le gusta.
— Siempre fuiste un ángel con corona diabólica. —me sonríe.
(Unas horas después)
Según los detalles que me dio Hudson sobre la chica, es la que está delante mía en éste momento. Va vestida muy normal. Me senté al lado de ella, en la barra.
— Lo mas fuerte que tengas. —dije.
— ¿Un mal día? —me dice la chica que estaba a mi derecha.
— Podría decir. Tengo que tomar una gran decisión y no sé que hacer. Y tú, ¿un mal día?
— Podría decir. Soy Clair. —me extiende su mano.
— Soy sólo una chica en un bar. —tomé su mano. Pude sentir lo finas que eran y cuidadas.
Estuvimos un rato sin hablar. Mientras, tomé unas copas.
— ¿Qué decisión tienes que tomar? —me pregunta ella.
— La decisión está tomada. Decidí decirle al chico que me gusta todo lo que siento por él. Hace tiempo que lo conozco y la verdad es que me gusta mucho pero no me atrevo a decirle nada. No sé si yo a él le gusto. ¿Sabes qué? —di un golpe en la mesa— Le diré todo y si le gusto bien, y sino también. Así no pierdo mi tiempo pensando en que dirá y creándome historias en la cabeza. —dije muy decidida y al acabar tragué todo el contenido del vaso.
— Vaya. —alarga— Pues si que estás decidida.
— ¿No estás de acuerdo?
— Sí, a mi me pasa lo mismo pero yo no soy tan atrevida como tu.
— ¿Cómo que no? Díselo para que lo sepa. Sino él no tiene de donde saber que a ti te gusta. Y si no quiere estar contigo, —tomé el vaso— ¡qué le den por culo! —Sin perdón, Alan— Venga, anímate. Eres guapa y encontrarás a muchos como él. —Aunque Alan es único.
— Tienes razón. —piensa— ¡Pues que le den por culo! —toma su vaso y lo choca con el mío.
— Bueno, yo ya tengo que irme. Suerte con eso y espero que sean felices.
— Oh, gracias. Igualmente. —me sonríe.
Espero que esto no haya sido una mala decisión. Estaba algo mareada por todo lo que bebí. Hace tanto tiempo que no bebo. Lo extrañé.
— ¿Cómo te fue? —me pregunta Hudson cuando llegué a casa.
— Cállate. —fui hacia él y lo besé.
— ¿Te aprovechas? ¿Estás borracha? ¿Qué paso? —me fue preguntando entre besos mientras yo lo desnudaba.
— ¿Piensas callarte de una vez?
— Claro. —se concentró en el tema.
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¡Ups! Una vida menos
ActionDespués de la muerte de mis padres, deje de ver la vida de esa manera. Conocí a Alan, compañero en mis misiones y en el día a día. Comencé a ver lo que uno no pensaría que podría pasar en la vida real. Y así me hice fuerte. ¡Ups! Olvidé presentarme...