Alan
Creo que me gusta. Es raro ya que mató a mi hermano pero siempre lo vi como un enemigo. Que estúpido soy, ella seguramente no sienta absolutamente nada por mi o mas bien, en este momento, me odie.
— ¡Ahh! —puse mis manos en la cara y me tiré en la cama. Tengo que hablar con ella.
Quedé dormido pero una llamada me despertó. Miré rápidamente la pantalla esperanzado de que sea ella pero no, era K.
— ¿Diga? —dije sin ganas.
— Se necesitan refuerzos en la última casa en el pueblo del sur, rápido.
— Ahora voy. —cuelga.
Me preparé tomando algunas armas y yendo hacia el coche, ya estaba anocheciendo. Vi su coche. ¿Se ha ido andando? Una vez llegado al lugar indicado, me informé sobre la situación.
— Hudson, ¿qué está pasando? —pregunté.
— Hay una habitación de acero en la parte baja de la casa y se han quedado atrapados unos cuantos de los nuestros.
— ¿Atrapados? Que par de inútiles. —rodeé los ojos.
— Era una misión de rescate pero parece que nos han hecho la trama. Los del bando de Pi están haciendo una misión suicida sólo para matar unos cuantos de los nuestros. Hay uno de los suyos allá adentro con un botón el cual lo puede apretar en cualquier momento.
— ¿Y de dónde sabes tanto?
— Encontramos fuera otro de los suyos.
— Entiendo pero si eso explota, ¿nosotros no saldremos por los aires?
— No, será difícil que se abra esa habitación.
— Y... ¿en qué puedo ayudar?
— Por ahora vigilar muy bien la zona, los del Sector I se están encargando de abrir esa puerta.
— ¿No crees que somos demasiados? Si es una misión suicida, sabrán que vendrán más para rescatar a los que están dentro y a lo mejor tienen otra cosa preparada para nosotros.
— En ese caso, reza para que no sea así. —dice antes de irse.
Di muchas vueltas para vigilar la zona pero no veía nada. A veces iba hablando con los otros para pasar el rato. Bueno, tampoco paso mucho tiempo pero las ganas que tenía de estar aquí eran pocas y se me hacía una eternidad. Necesito hablar con ella y decirle todo lo que siento. Definitivamente tengo que hacerlo. Un temblor me sacó de mis pensamientos. Fui hasta Hudson.
— ¿Qué pasó? —le pregunte.
— Apretó el botón.
— ¿Eran buenos los que habían dentro? —asiente— ¿Y que hacemos ahora?
— Esperamos a que abran esa puerta por si queda algo... —contesta una llamada— ¿Tienen algo? Vale, lo intentaremos aunque ya es tarde. —cuelga— Vamos, han averiguado como abrir la puerta.
Le entrega el móvil a uno del Sector I y nosotros nos vamos a la parte baja esperando a que abran la puerta. Todos estábamos apuntando a la puerta. En unos minutos la puerta se abrió y uno del bando se acercó a abrirla completamente para que nosotros entráramos.
— ¡Uff! —dije tapándome la nariz. El lugar apestaba.
— No queda nada aquí de ellos. —dice otro.
Había trozos de carne por todas partes además, la habitación estaba repleta de sangre.
— Bueno, creo que ya está completada la misión. —dice Hudson saliendo.
— Hudson, espera. —salí tras de él— ¿Qué vas a hacer ahora?
— Ir a casa. —dice obvio.
— ¿Vamos a tomar algo?
— Pues me vendría bien —se limpia la frente— después de un día como éste.
Fuimos en mi coche hasta un bar. Tomamos unas cuantas copas.
— ¿Qué tienes? —le pregunte.
— ¿A qué te refieres?
— Bueno, no creo que quieras beber por nuestro trabajo. —realce las últimas palabras.
— ¿Crees que es posible estar con alguien teniendo nuestro trabajo?
— Buena pregunta. —puse mi cabeza en las manos— ¿Quién es la chica?
— Julia, la enfermera. Me gusta desde hace mucho tiempo pero ninguno da un paso más allá. Hacemos de todo pero no hablamos sobre el tema. ¿Crees que no querrá estar conmigo?
— Supongo que el paso lo tienes que dar tú y creo que querrá porque haber pasado tanto tiempo contigo y no haberse aburrido es de estar muy enamorada de ti. —me burle.
— Que gracioso. —hace una mueca— ¿Quién es la tuya?
— ¿Quién si no? Mad.
— Está complicada la cosa. —asentí— ¿Sabes una cosa?
— ¿Qué?
— Ustedes dos, algún día acabarán juntos. Siempre lo supimos y por eso no nos entrometemos entre vosotros. Nos sorprendió cuando ella estuvo con Marcus.
— Espera, espera. —le miré— ¿No nos entrometemos? ¿Te gusta?
— Me gustó. —me corrige— Está muy buena y con ese carácter a cualquiera le gusta. Lo siento tío pero todo hay que decirlo. —suspire.
— Creo que me odia.
— ¿Eso significa que tenemos alguna oportunidad? —ríe.
— Me entraron ganas de meterte una hostia pero no sé porqué.
Nos quedamos un poco más y luego lo lleve a casa y yo fui a la mía. Cuando iba a abrir la puerta, Mabel, la secretaria, me llama.
— Dime que no tengo otra misión. —me queje.
— No pero tienes que venir rápidamente al refugio. Tienes que ver esto con tus propios ojos. —dice con un poco de temor.
— Ahora voy.
Volví a subir al coche, dirigiéndome al refugio. Una vez llegado, Mabel me estaba esperando. Me entrego una lista.
— ¿Qué es esto? —le pregunté.
— Léelo.
Eran nombres de los que quedaron atrapados en aquella habitación. Mi corazón se aceleró cuando vi el nombre de Mad en aquella lista.
— Esto tiene que estar mal...
— No lo esta.
Después de maldecir por todos lados volví de nuevo a casa. Necesito sentarme un rato y pensar en frío un segundo. No puede estar muerta, no ahora. Aun no me lo puedo creer.
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¡Ups! Una vida menos
ActionDespués de la muerte de mis padres, deje de ver la vida de esa manera. Conocí a Alan, compañero en mis misiones y en el día a día. Comencé a ver lo que uno no pensaría que podría pasar en la vida real. Y así me hice fuerte. ¡Ups! Olvidé presentarme...