Capítulo 35

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— Bueno, volveré a la habitación, haber si se ha dormido. —se rasca la cabeza y yo reí.

Se fue y yo seguí viendo la televisión. Me quedé dormido.

A la mañana siguiente, el cerrar de la puerta me despertó. Vi por la ventana a Ace y a Thomas subirse al coche. Eso significa que Madison y yo estamos solos en casa. Me levanté y fui a su habitación. Abrí lentamente la puerta. La vi, estaba desnuda, tapada un poco con una manta. Me acerqué a ella y la miré un momento. Con las puntas de los dedos le acaricie la cara.

— ¿Ya has llegado? —dice sin abrir los ojos.

— Sí. —dije en voz baja.

— Ven, tengo frío. —me salió una maliciosa sonrisa.

Me tumbe a su lado y la abracé. Ella me agarró de los brazos y nos quedamos dormidos. Echaba de menos dormir con ella.

Madison

— ¿Hay alguien en casa? —gritó Ace desde abajo. ¿Desde abajo? Pegué un salto.

— ¿Qué haces? —se queja Alan.

— ¿Qué haces tú aquí? —le di un puño en el hombro.

— Tu me dijiste que me quedara.

— ¿Yo? —me señale— Vete ahora mismo de aquí.

— Vale. —dice contento.

— No, mejor quédate. Salgo yo primera.

Tomé la ropa que estaba tirada por el suelo y me vestí rápidamente.

— Te iba a llamar. —me dice Ace al verme en las escaleras, mientras sacudía su móvil.

— Estaba en el baño. Voy a lavarme los dientes y ahora regreso. —le sonreí.

— Vale. Compré algo para comer, llama también a Alan ya que estas.

— Voy. —volví a mí habitación. Alan estaba tranquilamente tumbado en la cama— Imbécil, levanta de ahí. —le di unos golpes.

— Voy, voy. —va andando como si el suelo quemara.

— Pensé que estabas haciendo la cama o algo. —suspire.

— ¿Yo la cama? No hago la mía y ¿que haga la vuestra? Ni en tus sueños. —cierra la puerta no sin antes guiñarme el ojo. ¡Argh! Lo odio.

Fui al baño a lavarme los dientes, también me cambié de ropa y me arreglé un poco. Al acabar, baje.

— Venga vieja amargada, te estábamos esperando. —dice Alan burlón.

— No me hagas tirarte eso —señale la comida— en la cara.

— Lo siento jefa, hazme lo que quieras pero con la comida no. —rodea el plato con su mano.

— Chicos, ya vamos a comer. —rodea Ace los ojos.

Me senté y le hice una mueca a Alan la cual me devolvió.

— Eres como un niño pequeño. Compórtate. —bufe.

— Anda que tú. —me da la espalda.

— Callen los dos. —dice Ace.

Al acabar de comer, nos sentamos en el sofá.

— Ésta mañana fui al refugio. Tengo misión en Arizona. —dice Ace.

— ¿En dónde nos atraparon? —salté.

— Sí.

— Yo voy. —dije sin dejarle hablar.

¡Ups! Una vida menosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora