Un sonido muy molesto nos despertó.
— Apaga esa mierda —dijo Alan dándose la vuelta.
— Voy —me giré para apagar la alarma y luego volví para abrazar ese cuerpo desnudo—. Vamos a divertirnos otro día más.
— Eso sin dudarlo.
Para nosotros, la universidad, era un divertido pasatiempo. Ni siquiera teníamos que estudiar. Íbamos sólo para que la gente no sospechara y también para averiguar algunas cosas. Cada uno del bando íbamos a una clase diferente, como alumno, profesor y también limpiador y cocinero. Estábamos repartidos por todos los lados de las ciudades. El sonido del móvil hizo que Alan gruñera
— Contesta de una vez.
— Es el tuyo, imbécil.
— ¿Qué tenemos para hoy? —dijo al contestar y lo puso en altavoz.
— Primero quería recordarte que mañana te mudas —Cada final de mes se mudaba por si alguno nos encontraban— y hoy tienen otra misión.
— Ni un descanso —gruñí por lo bajo pero me escucho.
— Os aguantáis —tan amable como siempre—. La misión es difícil así que serán acompañados del equipo del Sector F.
Los que estaban en ese sector tenían la mejor puntería y utilizaban diferentes sustancias que te provocaban la parálisis, te dormían y muchas otras cosas.
— Tienen que acabar con John Thun, es jugador de fútbol americano por lo tanto irán cuando este entrenando.
— ¿Sólo acabar con él?
— Sí, ustedes solo se ocuparán de esa parte la otra parte se la encargare a otros.
— ¿Y que hizo ese capullo? —dije curiosa. Me gustaba saber que locuras hacían cada uno.
— Tiene un almacén fuera de la ciudad con personas secuestradas con las que se divierte y al final las mutila.
— ¿Salvarán a los que estarán ahí dentro?
—Claro, mandé un equipo allí antes de llamaros. Basta de charlas, prepárense para la universidad.
— A sus ordenes jefe —dijimos los dos y colgó.
— Vámonos —dijo dándome un corto beso y se levanto.
Nos vestimos y cada uno tomó su coche. La gente no sabía que nos conocíamos. Es más, saben que nos odiamos. Al llegar a la universidad, aparque el coche y entre. Al dirigirme a mi clase vi a Thomas tomando sus libros de la taquilla. Desde que llegué aquí, cada día lo molestaba. Era buen chico pero me encantaba cuando se ponía nervioso. Me acerqué a él y me eché en las taquillas.
— Buenos días, Thomas —ya comenzó a temblar.
— Buenos días —dijo balbuceando— ¿Qué necesita?
— Nada, solo vine a saludarte ¿o no puedo?— puse cara enojada— ¿Me estás diciendo lo que tengo que hacer? —dije con voz rabiosa y tomándolo de la camiseta.
— No, no —su temblor era tan evidente además de tener la cara roja—. Lo siento.
— Te perdono —le sonreí y seguí mi camino.
La primera hora me divertí mucho. Todo el rato le llevaba la contraria al maestro. Al salir de la clase para dirigirme a la siguiente, paso un chico por mi lado que me miro atentamente sin desviar la mirada. De inmediato le mandé un mensaje a Carla, porque era de su clase, describiéndolo. Carla era otra integrante de nuestro bando, llevaba menos tiempo que yo pero era buena. No llegué a conocerla muy bien sólo por el simple hecho de que no me interesaba hacer amistad ni conocer a la gente. Ella me contestó enseguida: "Es de mi clase. Hace tres semanas que su comportamiento ha cambiado muchísimo. Se llama Sebastian ¿Hizo algo?" Le contesté: "Nada. Mantenlo observado y si ves algo raro avísame". Su respuesta fue corta: "Vale". Las siguientes dos horas pasaron rápido y ahora me dirigía al comedor. Me senté con "mis amigos".
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¡Ups! Una vida menos
AksiDespués de la muerte de mis padres, deje de ver la vida de esa manera. Conocí a Alan, compañero en mis misiones y en el día a día. Comencé a ver lo que uno no pensaría que podría pasar en la vida real. Y así me hice fuerte. ¡Ups! Olvidé presentarme...