Capítulo 26

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— ¡Alan, despierta, no te rindas! —escuché de fondo en un eco.

— ¡Despierta coño! —grita otro— Uf, menos mal. —mi vista volvió pero estaba muy mareado.

— Llévense esto, ¿cómo te encuentras? —comenzo a quemarme el cuerpo.

— Mal. —dije ronco— Me quema.

— ¡Traigan la substancia!

Me inyectaron algo y parecía que me sentía mejor pero me quedé dormido.

Al despertar vi a Hudson sentado en una silla con los pies en alto.

— ¿Qué me pasó? —pregunte mientras me incorporaba en la cama.

— Pequeñas complicaciones. Tienes que inyectarte eso —señala a la mesilla donde había una caja con jeringas— cada vez que te sientas mal. Aún tienes lo que ellos te inyectaron dentro.

— Que puta mierda.

— Lo sé.

— ¿Llevas mucho tiempo aquí?

— Podríamos decir.

— ¿No tienes algo mas interesante que hacer?

— No bueno, siendo sincero, K me dio unas pequeñas vacaciones —hizo comillas con los dedos en las últimas palabras— para que estuviera vigilandote.

— Ya... —alargue— Todo esto te recuerda a ella, ¿es eso no? Porque sino no me explico como hayas aceptado eso.

— A lo mejor. —dice pensativo— ¿Quieres salir de aquí?

— ¡Claro! —dije obvio haciendo señas.

— Pero no pienses en ir en su busca. —me advierte con el dedo.

— ¿Yo? —me señale— No pensaba en eso. Pf, ¿qué tonterías dices?

— Eres muy malo mintiendo. —ríe— K envió tres equipos en su busca y aún no han encontrado nada. Si vas tu, ¿qué crees que pasara? —iba a decir algo pero no me dejo— Te lo diré yo: morirás. —se levanta— Voy a hablar con Hank.

— Lo que tu digas. —dije ofendido.

Dentro de unos minutos volvió.

— Ponte esto. —me tira la ropa— Nos vamos.

— ¿Es en serio o nos escabullimos? 

— Es en serio. —rodea los ojos.

Me cambié de ropa y nos fuimos a comer. Mas bien le obligue a que lo hiciéramos. Después fuimos a mi casa. Y de Mad. Suspire. Al entrar en casa había papeles y libros por todos lados.

— ¿Qué está pasando aquí? —dije confuso.

— Hola, Alan. —dice Thomas saliendo de entre los libros.

— Hola, ¿qué es todo esto? —señalé a mi alrededor.

— Estoy estudiando. —se rasca la cabeza.

— Mas bien estás perdiendo el tiempo. —dice Hudson tirándose encima de los libros que habían en el sofá.

— ¿Por qué aún vives aquí?

— Eh... —piensa— Estoy mejor aquí que en casa.

— Debería sacarte a patadas por haberme colgado la llamada. —me acerqué a él mientras hablaba. Se cubrió con un libro— No te servirá de mucho. —se lo quité de la mano y lo tiré al suelo. 

— Perdón. —levanta las manos— Me dijeron que no te dijera nada.

— Ya hablaremos de esto mas tarde. —achine los ojos.

¡Ups! Una vida menosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora