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La vida no siempre está en calma, muchas veces pasas por tormentas que parecen no terminar. Ahí es cuando necesitas un ancla que de esperanza, y te mantenga firme para no ser arrastrado por las olas de la tristeza, desesperación, o incluso las mentiras del enemigo que suelen sacudir tu barco.

Yo soy bueno, y por eso te di un ancla que te va a mantener firme: mis amorosas y consoladoras promesas.

Yo siempre estoy contigo, nada te puede separar de mi amor, te daré fuerzas en tu debilidad y te ayudaré para bien de los que me aman.

No te olvides de mí, yo estuve en tus lágrimas, quiero estar en tus sonrisas.

Presencie tu desesperación, invítame a tu tranquilidad.

Dias largos; llenos de preguntas, me buscaste, respondí.

Dias cortos; llenos de respuestas. No te olvides, respondí.

Te acordaste de cuando las cosas estaban mal.

No te olvides de cuando las cosas salgan bien.

Un padre que responde interviniendo en la angustia, también desea intervenir en medio del festejo.

Compartimos lágrimas.
Dancemos juntos.

-Dios



-

Hay dos cosas imposibles: que Dios mienta y que no cumpla lo que promete. Esas dos cosas nos dan confianza a los que nos hemos refugiado en Él. Nos fortalecen para continuar en la esperanza que Dios nos da. Tengamos esa esperanza tan fuerte y segura como un ancla que sostiene el alma.

Cartas de Dios Donde viven las historias. Descúbrelo ahora