Yo soy todopoderoso, y estoy preparándote para algo muy significativo dentro de mi plan eterno.
No temas soñar en grande a raíz de las desilusiones del pasado.
Recuerda que no fue tu fe en mí lo que fallo sino tu fe en otra gente lo que te ocasionó el dolor de los sueños rotos.
Yo soy tu Rey, y puedo hacer cualquier cosa que pidas en mi nombre.
El rey David comenzó siendo un jovencito pastor, pero tuvo una fe lo suficientemente grande como para poder matar a un gigante.
Soy tan real hoy en ti como lo fui entonces. Así que pídeme, obedéceme y búscame con todo tu corazón, mente y fuerzas. Y entonces observa la forma en que mis promesas se cumplen en mis tiempos perfectos.
En mi Reino, en mi forma de hacer las cosas, todo lo que obtienes se habilita cuando simplemente aprendes a recibir, sin dudar ni cuestionar, creyendo que mi bondad se ha encargado de lo necesario para hacerte de la abundancia de mi corazón.
Debes creer en esta verdad, de que este amor que hoy sientes cerca mío, aún en los momentos que pienses que menos lo mereces, no disminuirá ni nunca nadie ni nada podrá debilitarlo.
Este amor es eterno y te pertenece ahora y por siempre. Siempre fuerte y constante.
Aprenderás a recibirlo, a disfrutarlo y por supuesto; compartirlo y multiplicarlo.
Por eso ahora estás aquí.
-Dios
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Cartas de Dios
SpiritualCartas de Aquel que lo dio todo por quien no merecía nada. ¿Puedes imaginarte que alguien tan aparentemente distante conozca tu nombre mucho antes de que tus padres se conocieran? Su mirada va más allá de esta piel y mientras sus ojos navegan tu al...