Mi princesa, no tienes que amoldarte. Sé que deseas ser aceptada por los demás, pero no fuiste hecha para amoldarte.
Todo lo que te di de pequeña no fue colocado por pura casualidad, esa eres tú y tú eres mi huella en este mundo, una huella creativa, única y perfecta.
Quizás no te sientas así, pero para mí siempre lo has sido, pues yo no creo obras imperfectas.
Tú, mi princesa, fuiste creada para sobresalir. No para llamar la atención sobre ti misma, sino para vivir la clase de vida que conduce a otros hacía mí.
Puedo colorear el cielo y eso me satisface, pero más me gusta ver el reflejo de tus ojos abiertos y llenos de asombro al seguirte maravillando ante lo que nunca vas a enmarcar de cotidiano.
Tú eres mi obra maestra y así te he visto, te veo y seguiré por siempre viendo.
Recuerda, son tus elecciones las que prepararán tu camino en la vida. No te obligaré a hacer nada. Te he dado una voluntad libre para que decidas andar conmigo o alejarte de mí.
Quiero que sepas que puedes colocarte la corona cuando lo desees para hacerle saber a la gente que me perteneces.
Tienes un llamado real sobre tu vida. Recuerda que llevas la corona de vida eterna, y que a través de ti yo obraré abundantemente de lo que jamás te atreviste a soñar.
-Dios
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Cartas de Dios
SpiritualCartas de Aquel que lo dio todo por quien no merecía nada. ¿Puedes imaginarte que alguien tan aparentemente distante conozca tu nombre mucho antes de que tus padres se conocieran? Su mirada va más allá de esta piel y mientras sus ojos navegan tu al...