Te escuché lamentar, ninguna queja suena igual.
Te vi olvidar y esquivar lo que se suponía que debías hacer, lo que todos esperaban que digas.
No tenías ganas de sonreír. Yo siempre lo supe; porque vi, lo que nadie más. Porque oí, lo que no hablas.
Te vi llorar tantas veces y nunca me cansé de tus lágrimas.
Yo ya estaba corriendo a sanarte antes de que te lastimaran.
Que bueno que te lo puedo decir.
¿Quién va a armarte el discurso esta vez?
¿Ellos o tú?Mi corazón te espera cada noche.
Te anhela cada mañana.Pero quiero una cosa, que esta vez seas tú.
Sin disfraz.
Sin máscaras.-Dios
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Cartas de Dios
SpiritualCartas de Aquel que lo dio todo por quien no merecía nada. ¿Puedes imaginarte que alguien tan aparentemente distante conozca tu nombre mucho antes de que tus padres se conocieran? Su mirada va más allá de esta piel y mientras sus ojos navegan tu al...