Me has exigido mucho, pero te pido algo, y te vas.
Prefieres batallar, que recibir la buena dádiva de mí.
Yo te pido que seas fuerte y valiente, que no te desanimes ni tengas miedo, porque yo soy tu Dios, y te ayudaré por dondequiera que vayas.
Toma mis manos, aférrate. Dejarás de golpearte, soltarás el látigo de las mentiras.
Si el miedo te paraliza, déjame cargarte. Hasta que tus pies se afirmen, te llevaré.
Créeme, va a llegar el punto en que vas a hacer y pensar como yo. Pero ahora, déjame sostenerte.
Nadie puede arrebatarte de mi mano. Porque aunque no me veas te cuido, aunque no me sientas te abrazo, aunque no lo creas te amo y estoy contigo.
No tienes que preocuparte por el amor, mientras yo exista tú serás amado/a.
Escucha hijo/a, yo no te condeno, ¿por qué tú si?
No tengo miedo de tu oscuridad. Yo soy luz.
¿Sabes? Ya no tienes que seguir siendo esclavo/a, ya fuiste perdonado/a, ven.
-Dios
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Cartas de Dios
SpiritualCartas de Aquel que lo dio todo por quien no merecía nada. ¿Puedes imaginarte que alguien tan aparentemente distante conozca tu nombre mucho antes de que tus padres se conocieran? Su mirada va más allá de esta piel y mientras sus ojos navegan tu al...