Quiero contarte algo,
hoy estuve un largo tiempo hablando con mi Hijo Jesús, estábamos hablando de ti, estábamos recordando cuando te creamos, estábamos recordando cuando decidíamos que color de ojos ponerte, cuando decidíamos que tipo de nariz ibas a tener, si te íbamos a poner orejas grandes o pequeñas. Cuando pensábamos que talentos íbamos a depositar en tus manos, cuando escogíamos el nombre por el cuál tus padres te llamarían.
Hablamos de tanto, incluso hablamos del día en que diste tu primer respiro y lloraste como todo bebé llora, pero al ser puesto en los brazos de su madre hay algo hermoso que sucede, y es que ese bebé deja de llorar porque aunque no tenga absolutamente nada de conocimiento hay algo dentro de su ser que lo hace sentirse seguro en esos brazos, y aquí surgió el punto de la conversación.
Le comentaba a Jesús que iba hablarte directamente en el día de hoy, le decía que te iba hacer revivir ese momento, cuando por sentir el abrazo de tu madre justo cuando saliste de su vientre dejaste de llorar.
¿Crees que no sé que has estado llorando?
¿Crees que no sé que has dejado de hablarme?
Porque una gran mentira ha sido depositada en tu mente, la mentira de que yo ya no te amo.
Le comentaba a Jesús que hablaría a tu vida como nunca te he hablado, porque esa mentira hoy la arrancaré de tu mente como un padre celoso arrancaría la cabeza de cualquier serpiente que intentase acercarse a su bebé a hacerle daño.
Escúchame, y escúchame atentamente, desde antes de la creación del mundo yo ya te había llamado, desde antes de la creación del mundo yo ya te había amado.
¿Crees que no sabía lo que estaba haciendo cuando te llame?
¿Crees que me sorprenden tus debilidades, tus fracasos, tus tropiezos?
¿En verdad crees que me sorprenden tus caídas?
Si yo Soy el que Soy, yo Soy el tiempo mismo, yo no habito en el tiempo, el tiempo habita en mí.
No hay hoja que caiga de un árbol sin yo permitirlo.
Soy el creador de los cielos y la tierra, el Alfa y Omega, la Luz del mundo.
Soy quien con un sólo respiro creó la vida, hijo/a amado/a mi decisión de amarte no tuvo que ver con lo que eres, si fui yo quien te formé, mi decisión de amarte no esta basada en cuanto santo/a intentes ser porque sólo yo Soy Santo.
Mi decisión de amarte fue hecha porque fue mi esencia, yo Soy Amor. Amor que sobrepasa cualquier entendimiento. Mi hijo/a, no trates de entender mi amor hacía ti, porque jamás lo entenderás sólo debes aceptarlo.
Yo Soy tu Padre y tú eres mi hijo/a, sé todo lo que haces, sé todo lo que piensas y me duele verte llorando por una mentira, yo hoy silencio esa mentira porque tú eres mi propiedad, porque te compré a precio de sangre, jamás te abandonaré, jamás te dejaré, jamás me rendiré contigo, jamás dejaré de perdonarte, jamás dejaré de limpiarte.
Cada vez que te caigas te levantaré, cada vez que te ensucies te redimiré, eres mi vasija de barro y te estoy dando forma, eres mío/a sólo mío/a. Nadie te arrebatará de mis manos, nadie te arrebatará de mis brazos.
Todo lo que te he prometido se cumplirá, toda palabra que has recibido de mi parte la verás cumplirse, porque tu vida es la luz que el mundo verá, porque tu vida es el vivo ejemplo de ese amor que no comprende.
Tú eres la prueba de mi infinito amor, tú eres la vida que hablará la gracia verdadera, hijo/a amado/a, eres mi hijo/a amado/a y siempre lo serás, eres mío/a y te amo.
Ahora no dejes de hablarme, que tenemos mucho de que hablar, no dejes de hablarme hijo/a mío/a porque tu Padre desea oír tu voz.
-Dios
ESTÁS LEYENDO
Cartas de Dios
SpiritualCartas de Aquel que lo dio todo por quien no merecía nada. ¿Puedes imaginarte que alguien tan aparentemente distante conozca tu nombre mucho antes de que tus padres se conocieran? Su mirada va más allá de esta piel y mientras sus ojos navegan tu al...