Escúchame lo que voy a decirte, sólo será un minuto por si tienes que irte.
No quiero que digas nada, simplemente escucha; perdona que en algún momento te interrumpa.
Hoy hace dos mil años fui crucificado, mi cuerpo escupido y ensangrentado, llevé todas tus culpas sobre mi costado para darte la vida eterna como un regalo. Y hoy surgen preguntas, "¿por qué no me escuchas?, ¿por qué no me miras?, ¿por qué no me abrazas?"
Te has hecho muy fuerte en tus razonamientos, has cambiado mi gloria por tus sentimientos.
A veces por las noches vengo y te despierto, pero ya no te importa hablarme un momento. Te pasas todo el tiempo hablando cosas vanas; si la televisión, las modas, sólo afanan.
Has perdido la santidad que en ti brillaba, sabes más de novelas que de mi Palabra.
Mi anhelo es usarte, que muestres mi gloria, que cambies al mundo cada vez que hables, porque el tiempo se agota... se agota.
Te di una nueva vida, te abrí nuevas puertas.
Llamé a tu corazón borrando la tristeza.
Hoy dices que ya tienes hechas tus maletas, te vas al mundo no importando que suceda.
No puedes negarlo, siempre estuve contigo, ojalá que si vuelves yo no me haya ido.
Regresa a mí...
-Dios
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Cartas de Dios
SpiritualCartas de Aquel que lo dio todo por quien no merecía nada. ¿Puedes imaginarte que alguien tan aparentemente distante conozca tu nombre mucho antes de que tus padres se conocieran? Su mirada va más allá de esta piel y mientras sus ojos navegan tu al...