Veo tu desánimo y tus lágrimas.
Sé que a veces tienes ganas de abandonar, que es muy duro para ti.
Pero quiero que sepas que, como dice mi Palabra, no permitiré jamás que seas probado/a o tentado/a más allá de lo que puedas soportar.
He puesto mi Espíritu en ti. Un Espíritu de sabiduría, de valentía y de fuerza.
No escuches esa voz que te dice que estás acabado/a, esa voz que te dice que estás solo/a y que no vales para nada.
Yo te veo. ¡Te veo y te llamo por tu nombre!
Levántate.
Mírame.Estoy en el trono.
Tengo el control.Estoy contigo.
Estoy a tu lado.Te amo.
Confíame aquello que te desestabiliza y te oprime. Déjame restaurarte, déjame llevarte en mis brazos.
Confía en mí.
Te instruiré y te mostraré el camino que debes seguir.
¡Resiste!
¡No abandones!-Dios
ESTÁS LEYENDO
Cartas de Dios
EspiritualCartas de Aquel que lo dio todo por quien no merecía nada. ¿Puedes imaginarte que alguien tan aparentemente distante conozca tu nombre mucho antes de que tus padres se conocieran? Su mirada va más allá de esta piel y mientras sus ojos navegan tu al...