Haz más lento el paso.
Siéntate un instante conmigo.
Sé que tienes muchas cosas por hacer, pero tómate un instante para estar conmigo aquí, ahora.
Veo tu deseo de agradarme y de conocerme mejor, esa sed que tienes por oír mi voz.
Todos tus interrogantes encontrarán su respuesta en mí. Pero, ¿cómo podrás oírme en medio de tu torbellino de actividades, en medio del tumulto de voces que te rodean?
Frena el paso... ¡Ven!
Detente un instante... ¡Ven a mí!
No dejes que te agobien esas preocupaciones... Déjalas a un lado, y ¡ven!
No dejes que el miedo invada tu corazón... ¡Ven!
No te inquietes por el dinero... Sencillamente, ¡ven!
No temas por el mañana. ¡Ven hoy, ahora!
No te preocupes por la soledad, yo estoy contigo... ¡Ven a mí!
Siéntate conmigo y escucha mi voz.
Déjate inspirar y renovar.
Recibe mi vida, recibe mi paz, recibe mi gozo.
¡Ven a mí! Estoy aquí para ti.
Siempre estoy ahí para ti.
¡No lo olvides, nunca estás solo/a!-Dios
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Cartas de Dios
SpiritualCartas de Aquel que lo dio todo por quien no merecía nada. ¿Puedes imaginarte que alguien tan aparentemente distante conozca tu nombre mucho antes de que tus padres se conocieran? Su mirada va más allá de esta piel y mientras sus ojos navegan tu al...