Volviendo a ver mi armario no lo reconozco, Samuel lo ha dejado solo con lo que considera que debo ponerme y botó muchas de mis prendas favoritas, ¿que por qué lo dejaba hacer eso?, simple, por la satisfacción que tendría luego al verlo perder en su propio juego, eso sería humillante para él.
El chico mira su obra satisfecho y se deja caer en mi cama mirando hacia el techo.
—Una sola cosa más, ¿en realidad necesitas usar esos horribles anteojos?
—Sí, sin ellos no veo bien. Y nos son horribles —suelto ofendida, él ríe.
—¿Has usado lentes de contacto?
—De hecho tengo, pero no me gusta utilizarlos —me acuesto junto a él mirando hacia arriba también.
Él se gira hacia mí apoyándose en un codo y me quita los anteojos.
—Bueno, mientras dure la apuesta, que será una o dos semanas aproximadamente, me quedaré con estos anteojos y usarás los lentes de contacto, tienes unos hermosos ojos verdes que no se aprecian por culpa de estas cosas —toma mis anteojos.
Ahora todo se ve borroso, no puedo distinguir con claridad mi entorno y tampoco a Samuel.
—Vamos, no veo nada —digo algo preocupada.
Él se ríe.
—¿De verdad no ves nada?
Siento que se acerca un poco más a mí y su aliento choca con mi cuello produciéndome un escalofrío. Me sobresalto al notar que me sostiene las manos a ambos lados de la cabeza, quiere decir que está encima de mí, sus piernas están a los lados de las mías y siento su respiración en mi barbilla pero luego se aleja. Con sus manos encima de mi abdomen comienza a hacerme cosquillas, me retuerzo para tratar de soltarme mientras río.
—¡Vamos Samuel! Deja de hacer eso por favor —suplico y trato de empujarlo entre risas pero me es imposible porque es mucho más fuerte que yo.
—Tienes que aprender a decirme Sam, por otro lado, no pienso soltarte hasta que me pidas disculpas por haberme ofendido cuando llegué, sé que soy popular en el colegio, pero solo es un estúpido título que no pedí, no me creo mejor que nadie, a nosotros los chicos nos gustan las chicas atractivas, es la cruel realidad y mi único pecado.
Deja de hacerme cosquillas pero no se quita de encima.
—¿Quiere decir que para ti es más importante el físico que los sentimientos e inteligencia?
—Para todo chico, no te engañes con promesas sin sentido, a mí me gusta ser sincero, por eso te ayudo.
—¿No soy lo suficientemente atractiva? —pregunto ofendida.
—La imagen que muestras no es lo suficientemente atractiva, tú estás bien, claro, si le bajaras un poco a ser la sabelotodo desenfrenada y fueras menos exigente serías perfecta.
—¿Exigente en cuanto a?
—Te he estado observando así que sé bien de lo que hablo, exigente en clases, conversaciones, exiges demasiado para cualquier persona normal, tienes que relajarte más para que los demás se acerquen a ti y puedan conocer un lado más flexible, nadie quiere llevarse a la cama una enciclopedia, quieren llevarse a una chica.
—¡Eres un pervertido! —lo golpeo —¿me has estado observando? Además de pervertido eres un psicópata —finjo estar enfadada y no sé como lo consigo pero puedo zafarme de él y lo dejo abajo, ahora tengo el mando.
No puedo ver bien, tanteando logro tomar sus manos y sostenerlas a los lados de su cabeza para inmovilizarlo, de repente mi falta de equilibrio me hace caer encima de él y vuelvo a sentir su respiración en mi cuello.
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¿Mad o Madison?
Teen FictionPorque no importa equivocarse, es parte de crecer, lo realmente necesario es aprender a levantarnos y continuar cuando eso suceda. Charles Chaplin dijo "La vida es una obra de teatro que no permite ensayos; por eso canta, ríe, baila llora y vive int...