Capítulo 59

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Obtuve todo lo que quería y por otro lado lo perdí, tengo la copa del Open de Campbert, pero mi novia está confundida con sentimientos hacia otro, qué vida la mía.

Volví a Harlington emocionado, esperaba pasar el rato con mis amigos y mi novia, celebrar mi triunfo y aprovechar el poco tiempo que me queda con Maddie antes de que se tenga que ir a la universidad, ¿y viene y me sale con esto?

Tuve que cambiar mis planes, modificar mi rutina, esa noche no fui a la fiesta que Angeline tenía planeada ni tampoco respondí los miles de mensajes que me dejó, necesitaba estar solo para tratar de entender lo que había pasado, ¿cómo las cosas se pusieron tan mal de repente?

Mi novia, mi Maddie, ahora no es la misma chica de la que me despedí en el aeropuerto cuando debía ir al torneo, y no lo digo solo por lo de Dylan, su comportamiento es otro, ya no percibo ninguna de las cosas lindas que veía en ella, ahora siento que es una Chelsea más, una niña malcriada que quiere tenerlo todo y se cree en su derecho de reclamarlo aunque no sea correcto, y eso me lastima, no puedo creer que todo eso sea cierto aunque lo vea con mis propios ojos.

Estas semanas mi rutina consiste en ir de la casa a la escuela y de ahí al campo de tenis, donde más que jugar siento que desahogo mi rabia, tristeza y demás dándole a la pelota tan fuerte como puedo mandándola lejos.

Ojalá pudiera mandar igual de lejos todos esos sentimientos, como si se trataran de una simple pelota, pero no se puede.

Del campo de tenis salgo exhausto hasta mi casa, me ducho y arrojo en la cama queriendo descansar pero sin lograrlo, no puedo creer que todo esto sea por una chica, pero lo es, lo ocurrido con ella me ha dejado así, triste, medio vacío, sintiéndome estático y sin querer hacer nada para cambiarlo.

Escucho voces fuera de mi puerta, me siento en la cama porque se hacen más fuertes, mi hermana está discutiendo con alguien, otra chica, pero no suena a la voz de Rachel, cuando logro reconocer la voz me levanto y abro encontrándome con la mirada preocupada de Angeline.

—¿Qué está pasando contigo?

Mi hermana aparece a su lado y la toma del brazo.

—Sabes que no eres bienvenida en esta casa si estoy yo —bufa —fuera de aquí, Angeline.

Mi amiga se niega a irse, entonces comienza una pequeña discusión entre ellas, niego con la cabeza y suspiro tratando de tranquilizarme, pero como ellas siguen sin prestarme atención termino gritando.

—¿¡Pueden dejar su palabrería estúpida y hacer silencio de una puta vez!?

Ambas se quedan asombradas observándome en total silencio, mi hermana cambia su semblante enojado a uno de preocupación.

—Samito, ¿estás bien? —asiento.

—Deja que Angie se quede, por favor.

Abre la boca para protestar pero la cierra inmediatamente, creo que se ha dado cuenta de que no estoy para soportar discusiones o problemas ahora, asiente y se aleja de nosotros.

Entro junto a mi amiga a la habitación, la veo cerrar la puerta mientras me dejo caer en la cama, luego se sienta a mi lado manteniendo la misma expresión preocupada.

—¿Qué tienes? —pasa su mano por mi cabello con suavidad.

—No quiero hablar de eso —suspiro, asiente.

—Ya sé lo de Mad, Sam —la miro asombrado.

—¿Cómo..? —ríe leve.

—No hay que ser un genio para notarlo, ya no pasan nada de tiempo juntos, ni siquiera se hablan, y he visto como te esfuerzas en evitarla, bueno, en evitarnos a todos. ¿Qué pasó?

¿Mad o Madison?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora