Capítulo 24

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Las horas se me hacen años, por fin el papá de Sam aparca frente a la academia de música y bajo despidiéndome de todos de forma amable.

—Tranquila Maddie, todo estará bien —me informa Sam mientras caminamos por los largos pasillos del recinto.

—No sé si es bueno que hayas venido a acompañarme, estás en bermudas, mi profesora es algo estricta con la vestimenta, bueno, es estricta con todo en realidad.

—Por eso me puse una franela y me duché, no es como si estuviera en camiseta y lleno de agua salada, no quería dejarte sola, mucho menos después de ver lo preocupada que estás.

Besa mi mejilla y trato de sonreírle, pero justo cuando lo hace estamos llegando al salón. La profesora sale lanzándonos una mirada de desaprobación que va más dirigida hacia él.

—Señorita Carter, acompáñeme adentro por favor, si su amigo gusta también puede entrar —comenta rígida con su distintivo acento francés.

Sam se queda observándome, caminamos juntos dentro del salón. Ahora creo que él está más nervioso que yo, la profesora se pasea de un lado al otro mientras nosotros sentados la escuchamos hablar de lo importante que es la puntualidad y la falta tan grave que es para un pianista perder una práctica, más aún no informarle a la instructora los motivos de la ausencia. Pienso por un momento en que las circunstancias de mi desaparición fueron irme a pasear en yate con Sam, sé de inmediato que no será una buena respuesta para darle y continúo escuchando.

—Debo decir que en todos estos años en los que he estado instruyéndole en el arte del piano nunca había pasado algo como eso, por lo que no seré muy severa con el castigo, pero debe prometerme que nunca más volverá a suceder algo así, usted mejor que nadie sabes lo importante que es estar constantemente practicando, más aún cuando se quiere entrar a un instituto tan prestigioso como lo es Coleman.

—No sea muy severa con ella, señora, en realidad todo fue mi culpa, no recordaba que los sábados debía venir... — Sam intenta explicarle pero ella lo interrumpe.

—Claro, ahora entiendo, supuse que era su culpa ya que la señorita Carter nunca ha faltado a una práctica, y le enseño desde que tenía cinco años.

—No fue culpa de Sam, la culpa es mía por no haber recordado que tenía práctica...

—¡Bueno, no importa de quien fue la culpa! —vocifera mi profesora y ambos nos quedamos estáticos —señorita Carter, usted sabe que es tan importante para mí como para usted que entre a Coleman. Estudié ahí, sé el talento que tiene y de lo que es capaz, por eso la llamé, me tomé el atrevimiento de enviar al instituto un video de nuestras últimas prácticas con las piezas que se requerían para la pre-selección, junto a todos los documentos pertinentes, y en respuesta me han enviado esta carta —comenta entregándome un sobre que ya ha sido abierto.

Me quedo paralizada con el sobre en mis manos, Sam a mi lado sonríe tranquilizándome, hasta Madame Dubois que raramente sonríe lo hace invitándome a abrir la carta de la que ya conoce el contenido, pero no me atrevo por lo que me mira extrañada, Sam habla en voz baja.

—¿No quieres saber lo que dice?

—Claro que sí, pero estoy muy nerviosa —toma la carta.

—Si quieres te la leeré —asiento, él comienza —Querida señorita Carter, le informamos que recibimos de parte de Jaqueline Dubois, apreciada y talentosa ex alumna de nuestro conservatorio, una grabación donde pudimos apreciar el potencial y la pasión que demuestra al tocar el piano. Creemos fervientemente que nuestros métodos de enseñanza podrían ayudarle a que esa habilidad que manifiesta aumente aún más con las clases que aquí se imparten, y que de esta forma pueda llegar muy lejos en su carrera como pianista. Por eso hemos decidido otorgarle una audición frente a los mayores expertos con los que contamos en esa área, esto le permitirá optar a un puesto en nuestra prestigiosa institución con una beca completa en música. Quedando de usted, esperamos su pronta respuesta.

¿Mad o Madison?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora