La alarma del celular suena y abro los ojos viendo que Maddie sigue durmiendo a mi lado.
Ayer no pude convencerla de comer, se quedó todo el rato acurrucada en mi cama durmiendo o simplemente sollozando y viendo hacia un punto fijo de la pared, se me hace evidente que la conversación con su mamá no ha ido nada bien, pero ella no ha querido decirme nada y estoy tratando de respetar su espacio evitando mencionar el tema.
Durante las clases la observé conversando con normalidad con los chicos, pero sé que no está bien, solo está haciendo lo que le enseñé para que nadie note sus debilidades, y en cierta forma me encanta que lo haga, pero no conmigo y no cuando sé que está mal y no me deja hacer nada para ayudarla a sentirse mejor.
Ya a la hora de la salida cuando vamos caminando hacia el estacionamiento me detengo poniéndome frente a ella que me observa confundida.
—Maddie... —empiezo a tantear el terreno, niega y agachando la cabeza suspira, algunas lágrimas escapan de sus ojos pero las aparta con rapidez.
—No, Sam, estoy bien —me da una sonrisa forzada que me hace sentir peor y seguimos el camino hasta mi moto.
Salgo del baño con mi uniforme y la miro de nuevo acostada en la cama, debo ir al entrenamiento de tenis, ella debería ir a sus clases de piano, pero no la veo muy dispuesta a hacerlo y por supuesto que la entiendo, por un momento pienso que podría dejar lo del tenis para mañana pero cuando mi novia nota mis intenciones de quedarme se sienta en la cama y me observa frunciendo el ceño.
—¿Qué estás haciendo, Bradley? —pregunta cuando estoy quitándome el bolso del hombro para dejarlo en el suelo —suspiro.
—No quiero que... —niega con la cabeza interrumpiéndome.
—Por supuesto que no —bufa —estoy perfectamente bien y no dejaré que simples tonterías mías comiencen a afectarte.
Niego con la cabeza y acomodo el bolso en mi hombro, trato de decir algo más pero ella me observa dando a entender que no quiere oír nada más al respecto, suspiro y salgo de la habitación.
Al llegar al campo de tenis me sorprendo de ver a todos mis amigos ahí, me acerco a ellos y noto que charlan con el entrenador, este al mirarme sonríe haciéndome una seña para que lo siga.
—¿Me perdí de algo? —dejo el bolso a un lado sacando mi raqueta y camino junto a él hasta la cancha que normalmente utilizamos para entrenar, Logan golpea mi hombro y Angeline sonríe besando mi mejilla.
—En un rato nos vemos, te esperaremos aquí —Logan señala a los demás que me saludan elevando una mano.
Confundido entro a la cancha que no está vacía, un hombre corpulento de unos cuarenta o cincuenta años se acerca a mí, tiene un poblado bigote, pero ni un solo cabello en toda su cabeza, eso me hace reír.
Me enseña su celular que está reproduciendo un video de mis diferentes partidos, lo miro y sonrío, en la mayoría de ellos me fue excelente, siempre estoy tratando de dar lo mejor de mí, esforzándome al máximo para ser el mejor.
—¿Esto es real? —pregunta con una medio sonrisa y asiento, él niega con la cabeza —eso debo verlo con mis propios ojos, en vivo —volteo a ver al entrenador como buscando alguna explicación a todo esto, él solo sonríe y se sitúa al lado del señor del bigote.
—Sam, al señor Penbrook le gustaría ver una demostración de tus habilidades en el tenis, serías tan amable de...
Allen no tiene ni que terminar la frase, él sabe que amo jugar, por lo que entusiasmado tomo con firmeza mi raqueta para caminar a uno de los extremos de la red, listo para comenzar, pero entonces me detiene.
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¿Mad o Madison?
Teen FictionPorque no importa equivocarse, es parte de crecer, lo realmente necesario es aprender a levantarnos y continuar cuando eso suceda. Charles Chaplin dijo "La vida es una obra de teatro que no permite ensayos; por eso canta, ríe, baila llora y vive int...