Capítulo 28

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 —Bradley, terminamos por hoy —el entrenador Allen se aleja de mí para ir a buscar su comida.

Me dejo caer en el suelo de la cancha sintiéndome exhausto, la raqueta descansa sobre mi pecho. Eric, el hijo del entrenador con el que a veces practico se burla de mí vaciando desde arriba el contenido de una botella de agua en mi boca.

—¡Me estás ahogando, idiota! —suelto tosiendo porque me ha dado demasiada.

—Agradece que al menos me preocupo por tu hidratación —se burla.

Sigo ahí acostado y noto que tres chicas se acercan a Eric, le susurran algo al oído, también ríen, él asiente y ellas se acercan a mí.

—¿Podrías darnos tu autógrafo?, nos encanta como juegas —me dice una de ellas entregándome una pelota de tenis y un bolígrafo, me levanto sintiendo que todo mi cuerpo duele, lo disimulo con una sonrisa y se la firmo.

—Gracias por el apoyo.

—¿A mí también me la puedes firmar? —me entregan otra pelota, la firmo y ella sonríe agradecida —vendremos a verte el lunes, siempre asistimos a todos tus juegos —me da un beso en la mejilla y se sonroja.

—Eric, ¿me puedes pasar mi celular? —pido, él me lo entrega —¿les gustaría ponerse para una foto?, me encantaría tener una con unas fanáticas tan dedicadas como ustedes —asienten emocionadas, se acomodan junto a mí y tomo la foto con la cámara frontal.

—¡Ahora con el mío! —exclama la última de las jóvenes, alcanzo su celular y tomo otra foto.

—Mucha suerte, Sam, fue un placer conocerte.

—Gracias señoritas, igualmente.

Eric se queda mirándome algo celoso por la atención que he recibido.

—Estás hecho toda una estrella, Bradley, debí cobrarles —ríe —¿vamos por un trago?

—Hoy no, iré a casa de Angeline, hay una fiesta.

—Claro, con tu amiga especial —golpea mi brazo con su puño —¿todavía siguen jugando a eso de los amigos con beneficios? Porque si no me encantaría invitarla a salir.

—Puedes hacerlo, eso se acabó, tengo novia hace un mes, pensé que te lo había comentado.

—Pues no lo hiciste —entrecierra los ojos y me golpea con la palma abierta en la cabeza —Idiota, esa información es importante —río y le devuelvo el golpe —¿Puedo ir contigo a la fiesta?, ya sabes, ahora que Angeline está sola tal vez tenga una oportunidad.

—Claro, amigo, puedes venir, eso sí, si Angeline no te presta atención no te quiero ver llorando —me burlo, pero a él no le hace mucha gracia.

—Caerá rendida ante mis encantos —me río.

—Eso quiero verlo.

Me dirijo a los vestidores para tomar una larga ducha y cambiarme de ropa, al llegar al estacionamiento Eric está esperando al lado del coche con expresión aburrida.

—¿Estás esperando una invitación especial?, sube de una buena vez —vocifero caminando hacia el puesto de conductor, él riendo sube.

Paro frente al portón de la casa de Angeline donde el de seguridad se acerca para ver de quién se trata con expresión seria, pero al percatarse de que se trata de mí saluda de forma cordial y me deja pasar.

Por fin frente a la puerta toco el timbre, Angeline aparece dejando embobado a mi amigo al instante, y se acerca a abrazarme con efusividad.

—¡Viniste! —besa mi mejilla.

¿Mad o Madison?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora