Mis mejillas arden aún más, ¿es posible estar más sonrojada de lo que ya estoy?, la respuesta, claro que lo es.
Sam se queda mirándome y sus hermosos ojos azules están tan fijos en los míos que ni siquiera puedo respirar, me tranco por completo. En el momento que estoy a punto de explicarle él comienza a reírse, ríe tanto que no tengo ni idea de lo que sucede y me siento aún más nerviosa.
—¿Qué es tan gracioso?
—Nunca me voy a cansar de ver tu reacción ante ese tipo de bromas —sigue riendo —es por eso que sé que por mucho que hayas cambiado sigues teniendo ese nerviosismo e inseguridad, Maddie, estás tan roja que podrías ser una manzana.
Le arrojo la lata vacía y lo golpeo justo en la cabeza, él alza su mano para sobarse en esa parte con una expresión ligera de dolor.
—¡Eres un tonto!, por un momento pensé que todo era real y no sabía que decir.
—¿Y por eso debes lanzarme una lata a la cabeza?, eso dolió, ahora me las vas a pagar.
—Vamos Sam...
Estoy a punto de armar mis argumentos sobre por qué él no es capaz de hacer nada cuando trata de agarrarme, tengo que saltar para bajarme del capó y salgo corriendo.
Sam es muy veloz, en unos segundos ya está tan cerca de mí que da miedo, acelero el paso corriendo colina abajo. Momentos más tarde decido voltear a ver cuanta ventaja tengo distrayéndome ligeramente del camino, piso una roca y me resbalo. Así noto que Sam está tan pegado de mí que al perder el equilibrio él también lo perdió y terminamos en el suelo, de nuevo están esos hermosos ojos azules observándome de cerca, los nervios me invaden y me paralizo.
Ahí me doy cuenta por completo, Sam me gusta, las ganas de que me bese son tan grandes que siento que prácticamente se lo pido con la mirada. Él reacciona ante eso, lo veo parpadear y acerca su mano a mi cara, hay gran indecisión en sus ojos.
—Maddie... —su voz apenas un susurro, junto a su mano apoyada en mi mejilla. Parpadea y traga saliva.
La mano que me sostiene baja hasta mis labios, con el dedo índice sostiene mi barbilla y con el pulgar acaricia mi labio inferior. Pero hay un gran problema, aunque esté enojada con Hailey la sigo queriendo como mi mejor amiga, por más que me empeñe en negarlo, además, ella es su novia. Si Sam y yo nos besamos en este momento estaré traicionándola y no me siento capaz de hacerlo. Por eso, a pesar de morirme de ganas de sentir sus labios en los míos respiro profundo y lucho por desaparecer esos sentimientos.
Sam toma mi cara con delicadeza entre sus manos, mi respiración se detiene, cierro los ojos y siento sus labios presionándose con suavidad en mi mejilla, pero tan cerca de mi boca que un escalofrío me recorre todo el cuerpo. Respiro con dificultad, ese beso estuvo tan cerca que apenas y puedo procesar lo que ocurre, abro los ojos y él se levanta.
—Vaya, ¡buena competencia!
Me tiende la mano y me percato de que sigo tendida en el suelo, la tomo y me levanto. Teniéndolo así de cerca me fijo en que su respiración está acelerada y me mira nervioso, como tratando de ocultar algo. ¿qué nos está ocurriendo Sam?, es lo que me gustaría saber.
—¡A que no me ganas en una carrera hasta el coche! —grito comenzando a correr, Sam me mira un poco confundido al principio, pero después vuelve a correr tras de mí y llega primero.
—Nunca retes al maestro, Maddie.
Sonríe haciendo un gracioso baile de la victoria, una mezcla entre montar a caballo y los golpes en el pecho de un gorila, luego toma la cava de encima del capó y vuelve a ponerla dentro del maletero, la chaqueta que le he lanzado algunas horas atrás la descuelga del techo y como ya está seca me la entrega.
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¿Mad o Madison?
Teen FictionPorque no importa equivocarse, es parte de crecer, lo realmente necesario es aprender a levantarnos y continuar cuando eso suceda. Charles Chaplin dijo "La vida es una obra de teatro que no permite ensayos; por eso canta, ríe, baila llora y vive int...