Capítulo 74

88 6 3
                                    

Bruce ordena la leña, Summer lo observa sentada en un tronco caído junto con Cassie, ella también lo mira, incluso con una pequeña chipa de picardía en sus ojos, tal vez solo sean ideas mías pero todo lo que mi hermano no me dice puede estarse revelando en la mirada de la muchacha, ¿será que al fin le gusta mi hermano?

—Mañana es el último día de las vacaciones, feliz sábado para todos.

Los cuatro volteamos hacia la voz de uno de los trabajadores de la hacienda, lleva una carreta llena de manzanas, hermosas y brillantes manzanas que parecen sacadas del cuento de Blanca nieves.

Summer se levanta, lleva su mano a una de las manzanas y la toma arrojándola hacia mí, la atrapo con algo de torpeza, pero que no se haya caído a pesar de que no me esperaba el lanzamiento me hace sonreír.

—Se nos acabó la diversión, chicos —musita Cassie con algo de tristeza —pensé que duraría más.

—Todos pensamos que duraría más —continúa Summer.

Mi hermano ignorándonos por completo enciende la fogata, se sienta a mi lado y toma la manzana de mis manos dándole un mordisco. Me sumerjo en mis propios pensamientos, recordando todo lo maravilloso que he hecho en este viaje, todo lo que he aprendido al mismo tiempo que me divertía.

Paseos con Angeline y Bruce, algunas escapadas con las chicas, todos como amigos, bueno, creo que Bruce y Cassie tienen algo más aunque se nieguen a admitirlo, pero con Summer y conmigo no pasó lo mismo, la conocí un poco más y vi a una amiga, hicimos un grupo muy agradable entre los cuatro, cinco, cuando mi angelito decidía dejar sus tonterías a un lado y unirse, eso más los pequeños momentos con mi hermanita me dieron las mejores vacaciones de mi vida, no puedo quejarme.

—¿Cantamos canciones alrededor del fuego?

La propuesta de Cassie nos hace asentir a todos, Summer toma su guitarra, toca algunos acordes preparándose para su pequeño concierto improvisado, los chicos comienzan a cantar al ritmo de la melodía pero me levanto.

—¿A dónde vas, niñito rico? —río leve.

—Ya vuelvo, no me extrañen demasiado.

Camino de vuelta a la casa, toda la planta baja está en silencio, pero sé que Angie está ahí, la vi parada en la ventana desde donde me encontraba sentado.

—¿Ya terminó la fiesta?

Me acerco sentándome a su lado en el sofá, no me había fijado en ella hasta que la escuché hablar.

—Deberías estar con nosotros —niega con la cabeza.

—No comparto mi tiempo con cualquier tipo de personas —ríe leve, río también y niego con la cabeza.

—Solo cuando te aburres —asiente.

—También cuando me presionas lo suficiente —su puño se estampa sin mucha fuerza contra mi hombro —al extrañar pasar tiempo contigo o cuando vuelves de abandonarme para pasar tu tiempo con chicas mucho menos importantes que yo —vuelvo a reír.

—¿Hablas de Mack? —se cruza de brazos, alza una ceja y me mira.

—¿Entonces así se llama la misteriosa chica?

—¿Misteriosa chica? —río leve, pero a ella el asunto no parece hacerle nada de gracia.

—El domingo, saliste con Bruce y llegaste solo, cuando él te vio te preguntó que dónde estabas y tú le dijiste que fuiste a pasear con una amiga, y aunque te pregunté nunca me dijiste su nombre, pero llegaste sonriendo como si acabaras de ganar otro torneo de tenis.

¿Mad o Madison?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora