Capítulo 54

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Nos detuvieron y encerraron en una celda de la comisaría, creo que nunca antes había estado tan asustada como en ese momento, las demás actuaban con normalidad, como no quería ser la única que demostrara su miedo hice lo mismo que ellas.

Angeline se ofreció a pagar la fianza de todas, Ashley se encargó de repartirnos miles de disculpas porque seguía sintiéndose muy culpable, los oficiales accedieron y todo parecía haber quedado ahí, pero no.

Al llegar a la casa mamá comenzó con sus gritos pidiéndome explicaciones por la llamada que había recibido de la policía, por supuesto me negué a dárselas, también estaba envuelta en risas mientras ella exigía seriedad, no era mi forma habitual de comportarme, pero la verdad creo que estaba ebria y quería que perdiera la paciencia más de lo que ya lo hacía, era mi forma de vengarme, de hacerla pagar por lo que le hizo o sigue haciendo a papá.

Ella intentaba hacerme entrar en razón, en sus ojos había una especie de súplica, una que me negué a obedecer, claro está. Al final de todo su discurso barato de valores y enseñanzas morales me reí aún más fuerte en su cara.

—Agradece que no le digo a papá sobre tu lindo secretito, madre.

Sonreí y le guiñé un ojo volviendo inmediatamente a ponerme seria y viendo lo paralizada que se quedó mientras subía las escaleras y me encerraba en mi habitación.

Así fue como comenzó todo, empecé a asistir a más fiestas, a pasar más tiempos con mis amigos que en casa, a tratar mal a mamá y huir de las pedidas de explicaciones de papá, a ignorar a Charlie y sentir que todo va bien así, porque lo hace, o al menos así lo siento.

Con este nuevo ritmo de vida que tres meses se te pasen volando se convierte en algo muy fácil, bueno, casi tres meses, la verdad todavía falta una semana como tal, pero saber que ya no falta nada para poder ver a mi novio es lo que me tiene con un humor exultante, eso, junto a la compañía invaluable de todo mi grupo de amigos y sus increíbles fiestas es lo que me ha mantenido calmada, y claro, que muy pronto voy a cumplir años.

—¡Hey, Dylan, no se vale!

Salgo bruscamente de mis pensamientos cuando la voz de Hailey se hace presente en medio del silencio en que se encontraba la habitación de mi amigo, volteo a verlos y noto que la razón de su chillido es que el moreno le arrebató su bolsa favorita de papas, por lo que ahora Hai lo mira muy seria cruzándose de brazos y negando con la cabeza mientras el chico ríe.

—Luego te compro otras, tengo hambre y no hay nada para comer en la cocina.

Se encoge de hombros y sigue vaciando la bolsa con tranquilidad. Hai voltea a verme tratando de pedir mi ayuda pero río leve y me quedo sentada en donde estoy.

—Ya dijo que luego te compra otras, estoy cómoda sentada aquí, sino con mucho gusto te ayudaría.

Mi celular suena, el corazón empieza a palpitarme con rapidez al ver de quién es la llamada, los chicos notan mi expresión y ríen, Dylan se levanta y me quita el celular levantándolo sobre su cabeza para ponerlo fuera de mi alcance y hacerme dar brinquitos para tratar de tomarlo.

—Oye, no, ¡Wilderius!

Busco con la vista a mi amiga para que me ayude mientras rezo mentalmente para que el celular siga repicando, no quiero perder la llamada de Sam, mucho menos cuando se ha hecho tan difícil comunicarse con él durante estos meses.

Hai se encoje de hombros y ríe leve.

—No quiero decirlo, pero, eso se llama karma, debiste ayudarme a recuperar mis papas —golpeo mi frente con la palma abierta y niego con la cabeza.

¿Mad o Madison?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora