Capítulo 51

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Sam termina de ordenar algunas cosas en su maleta, la cierra y me sonríe.

No puedo creer que ya sea lunes y mi novio tenga que irse, durante los tres días que pasamos juntos traté de prepararme mentalmente para este momento, fuimos a la playa, al cine, comimos helado, incluso salimos un par de veces con sus amigos y todo el tiempo me repetía lo mismo: se irá tres meses, solo tres meses, tú puedes, no te preocupes.

Pero entonces aquí estoy, viendo al chico que amo ya vestido y con dos maletas, más que listo para el viaje, mi estómago se revuelve, siento un nudo en el pecho, fuerzo una sonrisa y lo abrazo.

El contacto de sus brazos rodeándome la cintura hace que me estremezca, no quiero decirle adiós y la fuerza que hago en el abrazo se lo hace saber.

Se separa de mí y sonríe leve retirando algunas lágrimas de mis mejillas con sus pulgares.

—Maddie, solo dime que me quede y lo hago —niego con la cabeza tratando de tranquilizarme.

—Voy a estar bien, y tú debes hacer esto.

Beso su mejilla, él sonríe y asiente, toma mi cara entre sus manos pero cuando va a besarme escuchamos un carraspeo, nos giramos viendo a Lena en la puerta.

—Chicos, papá ya está en el auto, ¿listos? —asentimos y bajamos las escaleras junto a ella.

Llegamos al aeropuerto, Sam nos mira a todos y sonríe leve, entonces comienza el festival de abrazos de despedida, Patrick, Lena, Rachel y el abuelo se turnan para abrazarlo con fuerza y decirle miles de palabras de ánimo, se nota lo orgullosos que están de él, tanto o más de lo que lo estoy yo.

Finalmente Sam se aleja de su familia y se acerca a mí sonriendo y dándome un corto beso.

—Entonces... —suspira haciéndome reír, lo abrazo fuerte y susurro en su oído.

—¿Esta historia continuará? —sonríe.

—Lo siento, no hubo tiempo para eso, pero claro que continuará, espera a que vuelva —se separa y me sonríe con ternura sacando una pequeña caja de su bolsillo —esto es para ti.

Tomo la caja emocionada y la abro encontrándome un brazalete dorado que tiene muchos dijes, notas musicales, un pequeño piano, una pelota y raqueta de tenis, la cara de un gato y un yate, sonrío y lo abrazo con fuerza, él lo sujeta, abre el broche y me lo pone.

—Gracias, Sam —beso su mejilla —es hermoso —sonríe.

—No tanto como tú, pero sí, es bonito —hacen la llamada de su vuelo, él suspira, se despide de su familia y vuelve a sonreírme —nos vemos pronto, Maddie —me abraza con mucha fuerza dejando un beso sobre mi frente, me separo y sonrío.

—Más pronto de lo que piensas.

En un parpadeo lo veo cruzar las puertas de abordaje y lo pierdo de vista, veo el brazalete y sonrío triste, no puedo creer que ya se haya ido, todo fue demasiado rápido.

—Tranquila, Mad, tres meses se pasan volando —Lena me da un corto abrazo y me sonríe.

—Lo sé —suspiro —espero que le vaya genial en su torneo.

El instituto, se siente tan raro caminar hacia la entrada sin que Sam esté a mi lado, casi podría decir que es como retroceder en el tiempo a los días en los que ni siquiera sabía de su existencia, pero con una gran variación, todos los estudiantes en la entrada me saludan como si me conocieran de toda la vida, las chicas sonríen nerviosas y los chicos con cierta coquetería, aunque claro, algunos también se ponen nerviosos.

¿Mad o Madison?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora