Capítulo 36

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 —¿Están listas, señoritas?

Sam nos sonríe a ambas, estamos paradas frente a la camioneta de su papá, imagino que la ha traído porque el deportivo rojo solo tiene dos asientos, y la motocicleta tampoco es una opción favorable.

Mi hermanita le regala una gran sonrisa, él se baja del auto y le abre la puerta de atrás, la carga para ayudarla a subir y le ajusta el cinturón de seguridad.

—¿Lista, Charlie? —ella asiente en respuesta y besa su mejilla haciendo que él se sorprenda.

Abre para mí la puerta del copiloto. Al estar por subirme se pone enfrente bloqueándome el paso.

—Su nombre y apellido, por favor —río, tiene expresión seria.

—Madison Bradley —sonríe y besa mi mejilla dándome un fuerte abrazo que respondo con ternura, me quedo pegada a él apoyando mi cabeza de su hombro.

—¿Qué tal Bredfard?

—Fantástico, me enamoré, pero hay un problema —me separo un poco y le doy un corto beso —en Bredfard no hay un Samuel Bradley que me alegre los días —sonríe y deja de bloquearme el paso.

—Voy a ir a visitarte cada vez que pueda, lo prometo.

—Eso espero.

El viaje no dura mucho, en aproximadamente quince minutos tenemos el enorme centro comercial Ocean frente a nosotros. Sam maneja hasta el estacionamiento y aparca.

—Este paseo no será para nosotros

Sonríe mientras caminamos hacia la entrada y las puertas automáticas de vidrio se abren para dejarnos pasar. Charlie camina hasta él y le da la mano, él se la sostiene y caminan juntos, debo admitir que se ven demasiado tiernos así.

—¿Ah, no? —camino junto a ellos pasando varias tiendas de artículos diversos.

—No —se acerca un poco a mí para hablar más bajo —es para Charlie, quiero que esté feliz y no piense mucho en el "viaje de su padre", que por cierto, sé que ella solo tiene siete años, ¿pero no crees que se le hace extraño que su padre no haya vuelto todavía?

—Bueno, solo han pasado unas dos semanas de eso, todavía está dentro del tiempo permitido de uno de sus viajes de negocios, papá es comerciante, tiene que estar viajando seguido para distribuir los productos, más que todo derivados de la leche, ya sabes, Harlington y sus gloriosas vacas —río.

—Está bien.

Nos detenemos por lo que Charlie hala su brazo para que vuelva a prestarle atención, él le sonríe y seguimos caminando hasta una tienda enorme de confección de peluches, una de esas donde los niños enloquecen porque pueden crear el peluche de la forma que quieran.

Charlie abre los ojos sorprendida y entra corriendo a la tienda, Sam la sigue.

—Bienvenidos, ¿quieren adoptar a un amiguito?

Un señor usando disfraz de oso de felpa se acerca a nosotros, habla de forma infantil y muy animada.

—¡Sí! —exclama mi hermanita dando saltos.

El oso se agacha a la altura de Charlie.

—Mira lo que tenemos aquí, ¡una pequeña princesa! —le entrega una enorme paleta de dulce multicolor que ella sujeta sin dejar de ver —y cuéntame, ¿alguna idea del amiguito que quieres tener? Aquí tenemos desde dinosaurios hasta ratones.

Charlie voltea a ver a Sam como esperando su aprobación, él asiente.

—Pide el que quieras, Charlie, será un regalo de mi parte para ti.

¿Mad o Madison?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora