Mi mejor amiga Hailey está haciéndome señas "sutilmente" para que le pase las respuestas del examen, y con sutil me refiero a que parece un pingüino drogado con ganas de volar desesperadamente agitando sus aletas, brazos en este caso, con violencia. Pero todos sabemos la verdad, los pingüinos no pueden volar y mi amiga está demasiado lejos de mí como para que pasarle las respuestas del examen sea una opción favorable para ella.
Me encuentro en mi primera clase del día, matemáticas, para algunas personas esta simple palabra resulta un dolor de cabeza e intimidación total mezclada con algo de horror, pero para mí se trata de una materia fascinante, muy entretenida por representar un reto constante y se podría decir que es en la que más me destaco. Claro, la mayoría de los chicos con los que estudio me dirán que sueno como una nerd total y empezarán a lanzarme tomates podridos, incluso me abuchearán y dirán que estoy desquiciada, pero los asombraría aún más diciéndoles que nada de eso me importa porque estoy acostumbrada.
El chico que todos conocen como el payaso de la clase me lanza una bola de papel, al abrirla me encuentro con un ridículo mensaje en el que me informa que debo devolverle mi atuendo a la anciana de la biblioteca. Sin prestarle demasiada atención vuelvo a transformar el papel en una bola y trato de encestar en la papelera desde mi asiento, para mi gran sorpresa cae dentro y puedo tranquilizarme de que el profesor no me regañe por arrojar papeles en el suelo.
Hace mucho tiempo que solo ignoro la forma en la que me tratan los demás y de tener algo de coraje le gritaría al chico de la bola de papel que su comentario no me importa porque soy una nerd y estoy orgullosa de eso. Soy buena en matemáticas, número uno en mis clases y la preferida de los profesores; la chica invisible que pasa desapercibida por los pasillos, la que tal vez nunca tenga una cita para el baile de graduación, pero estoy segura de que también seré la exitosa que conseguirá un trabajo envidiable antes de cumplir los veinticinco años, la misma que tendrá mucho dinero y una casa enorme, él de seguro no podrá decir lo mismo.
Estoy conforme con ese plan de vida, después de todo el que cosecha recoge luego frutos muy dulces, así que no me importa para nada mi vida social en la secundaria, ya podré disfrutarla luego de eso, o al menos eso me repito de forma constante.
—Se terminó el tiempo, quiero todos los exámenes encima de mi escritorio antes de que salgan. —oigo al profesor que señala el reloj encima de la puerta de entrada.
Tomo mi hoja y me encamino al escritorio del profesor Darwin que me recibe con una sonrisa.
—¿Excelente como siempre señorita Carter?
—Como siempre —contesto guiñándole un ojo.
Salgo del salón pero me quedo muy cerca de la puerta de entrada esperando a Hailey que aparece unos segundos después llevando el bolso colgado del hombro y estrellando la guía de matemáticas en el suelo.
—No sé como lo consigues, en serio no lo sé, ese profesor es insoportable y su materia un verdadero dolor de cabeza, ¡ya no puedo seguir con esto!
—Vamos, no es para tanto, estoy segura de que la próxima lo vas a lograr, ¿acaso no eres buena en todas las demás materias?
—Sí —toma la guía del suelo y la guarda en el bolso para posteriormente caminar fuera del instituto —pero matemáticas es un completo infierno, ni siquiera debería considerarse una materia, más bien es un castigo para arruinarle la existencia a todos los adolescentes aquí en el instituto Cronwell y en todo el mundo.
—Vale, no más drama, Hai, si tanto te cuesta pasa mañana por mi casa y te ayudaré un poco, estaré repasando matemáticas todo el día, bueno, parte de él, luego debo ir a mi clase de piano y finalmente estudiar química y biología.
ESTÁS LEYENDO
¿Mad o Madison?
Ficção AdolescentePorque no importa equivocarse, es parte de crecer, lo realmente necesario es aprender a levantarnos y continuar cuando eso suceda. Charles Chaplin dijo "La vida es una obra de teatro que no permite ensayos; por eso canta, ríe, baila llora y vive int...