El fin de semana se me pasó encerrada en el cuarto entre libros, música, tareas y saliendo solo para lo estrictamente necesario, comer.
Papá trató de hablar conmigo unas cuantas veces, en especial el sábado porque era mi cumpleaños, no logró nada y dejó una pequeña caja fuera de mi puerta que al abrir estaba llena con varios libros y una carta bastante profunda donde me hablaba de sus sentimientos, y lo mucho que le dolía que me alejara de esa forma, encerrándome en mi mundo.
Esos dos días la palabra que usó papá para describirme me definió bastante bien, era mi mundo, uno que recordaba lleno de colores, libros, música y tareas, uno en el que reinaba la paz y tranquilidad, uno que, debo admitir, ahora no reconozco mucho.
El cambio empezó por Theo, como una gran estupidez, pero funcionó para conocer a Sam, el chico que me iluminó la vida, y al que siento que también de cierta forma se la cambié.
Poco a poco él se hizo más importante, primero como amigo, siempre molestando y haciéndome reír, pero sin dejar de lado su seriedad y apoyo en los momentos en que se requería, por eso terminé interesándome y notando lo mucho que me gustaba, hasta que con cada nuevo gesto terminé enamorándome al completo.
Ahora, ¿por qué hacía el recuento de todo lo que sentía por Sam en estos momentos?, simple, porque durante todo el fin de semana no solo Sam estuvo en mi mente, y eso es algo que me hace molestarme conmigo misma siendo él un chico tan maravilloso, pero aunque me doliera mucho y me negara a aceptarlo por completo debía admitir que Dylan tenía razón.
"No te alejes de mí, sé que también sientes algo por mí, aunque sea pequeño o te niegues a aceptarlo, que me correspondieras el beso lo prueba"
Esas palabras dolían y se clavaban dentro de mí como si fueran puñales de hierro directo en el corazón, ¿por qué tenía que sentir algo por él?, no es justo, ni para mí, ni para Sam, o Chelsea, si es que de verdad quiere a Dylan.
Siento que con ese beso traicioné todo lo bueno que Sam me ha dado, todo lo lindo que hemos construido, me siento como la peor persona del mundo y eso sin duda alguna es porque él me importa demasiado, pero, ¿y Dylan? También me importa, claro que lo hace.
—Mad, ¿estás bien?
Hailey se acerca y se sienta junto a mí en la parada de buses, se ve preocupada y claro, debe ser porque notó lo hinchados que traigo los ojos de tanto llorar, porque sí, todo esto me tiene demasiado mal, sobre todo porque hoy llega Sam y todavía no sé qué hacer.
Niego con la cabeza y abrazando con fuerza a mi amiga vuelvo a llorar apoyando mi cabeza de su hombro.
—¿Qué ocurre? —se separa y puedo ver lo alterada que se ha puesto por mi culpa, sí, de nuevo todo por mi culpa, al parecer solo sirvo para importunar a las personas.
—Me besé con Dylan —sollozo y escondo mi cara entre mis manos, ella las quita con delicadeza.
—¿Cómo?
Le cuento todo, como buena amiga se limita a escuchar y cuando termina me da un corto abrazo.
—Entonces, ¿tus sentimientos por Dylan volvieron? —suspiro.
—No lo sé, Hai, él me dijo justo lo que quería escuchar hace mucho tiempo, pero, no sé cómo se le ocurre confesar eso ahora que soy feliz, que no lo quiero en mi vida de esa forma y que ya tengo a alguien maravilloso.
—¿Estás segura de eso de no quererlo en tu vida de esa forma? —niego con la cabeza sintiendo como esta empieza a doler mucho.
—No estoy segura de nada, necesito tiempo, y de paso no sé de donde lo voy a sacar, Sam llega hoy —me regala una mirada comprensiva.
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¿Mad o Madison?
Novela JuvenilPorque no importa equivocarse, es parte de crecer, lo realmente necesario es aprender a levantarnos y continuar cuando eso suceda. Charles Chaplin dijo "La vida es una obra de teatro que no permite ensayos; por eso canta, ríe, baila llora y vive int...