Capítulo 15

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A pesar de que no quería ir al principio, asistir a esa pijamada me hizo darme cuenta de dos cosas. La primera, algunos chicos son unos idiotas, no valen la pena y lo mejor es mostrarse indiferente como me había dicho Sam y me confirmó Angeline. La segunda, las chicas fresas no son tan malas, tenemos algunas cosas en común, en otras por supuesto no nos parecemos en nada, pero lo más importante de todo, es que sin importar nuestras diferencias, podemos convivir amistosamente sin terminar asesinándonos unas a otras.

Por la mañana, entro a la escuela junto a las chicas y siento que todo a nuestro alrededor se mueve en cámara lenta. Angeline había insistido en prestarme de su ropa porque según ella el estilo ya lo tengo, pero me falta un poco de alta costura que cerraría el atuendo con un toque glamouroso. Todas vamos con faldas ajustadas, sandalias altas y gafas de sol, las mías tienen la montura blanca y sospecho que son de diseñador como todo lo que llevo puesto.

Los chicos en la entrada no paran de mirarnos. Caminamos mostrando indiferencia, bueno, ellas muestran indiferencia, yo camino junto a ellas preocupándome lo suficiente de no caerme por las sandalias tan altas que llevo y terminar haciendo el ridículo.

—Confía en tu instinto, Mad —dice Chelsea en voz baja notando el apuro en el que me encuentro —mantén la cabeza en alto y obsérvalos con indiferencia, así conseguirás al chico que quieras y todos te respetarán.

No sé muy bien por qué hago esto pero me gusta, antes ya conseguí muchas miradas con mi cambio, pero ahora con ellas a mi lado es como si todos en la escuela sintieran que soy alguien importante. Me miran como si se tratara de una persona famosa, sonríen con nerviosismo y se quitan de nuestro camino como si fuéramos reinas o algo así, eso me hace sentir extrañamente bien.

Llegamos hasta la entrada del salón, nos quitamos los lentes y caminamos juntas hasta las filas de atrás, esta es la segunda vez que me siento aquí pero ahora no me molesta hacerlo, hasta que veo a Dylan a mi lado sonriéndome como un tonto.

—¡Vaya, Madison!, ¿es esta la transformación total?

Sus palabras me hacen enojar, Angeline lo nota y me hace un gesto que indica algo sencillo, actúa con indiferencia y todos te respetarán, así que eso hago.

—Podría ser, ¿te gusta?

—Me encanta, y por lo que puedo ver, ya que formas parte de nuestro grupo, Madison, tal vez... —lo interrumpo.

—Dime Mad —contesto con sequedad.

—Oh, lo siento —me percato de su asombro y nerviosismo lo que me hace sonreír satisfecha —claro, te va muy bien el apodo.

Sin decir más, me giro a hablar con las chicas dejándolo confundido y con las palabras en la boca, ¿grosero?, tal vez, pero es lo que personas como él merecen.

Unos segundos después veo como Sam entra al salón y se vuelve a sentar delante de mí sin notarme, Hailey ya está donde siempre y tampoco me nota.

—Hola, señor novio —toco su hombro, él se voltea sobresaltado.

—¿Maddie? —hay asombro en su mirada y en su tono de voz —vaya, estás diferente, antes estabas cambiada, pero ahora... ya no podría ni decir que en algún momento lucías como bibliotecaria.

—Eso es bueno —sonrío.

—¿ahora ellas son tus amigas? —mira a las chicas que están junto a mí.

—Supongo que sí —me encojo de hombros —no son tan malas como pensaba.

—Está bien, pero tendrás que explicarme todo esto en el descanso. Me gustaría saber lo que ocurrió.

¿Mad o Madison?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora