Capítulo 31

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A las 5:30a.m suena la alarma que he puesto, me levanto y camino en modo automático a la ducha, luego de ponerme ropa me dirijo al cuarto de mi mamá pensando que todavía duerme pero ya no está en la habitación. Escucho ruidos en la cocina, bajo y la consigo haciendo café.

—Buenos días, cariño.

Ya está arreglada, bebemos café y dejamos el equipaje en la entrada, incluso el de Charlie, la llevaremos a la casa de tía Claire quien la cuidará estos días. También cuidará de mi adorado Trucha.

—¿Por qué no puedo ir a Bredfard con ustedes? —pregunta mi hermanita parada en el principio de las escaleras frotando sus ojos debido al cansancio.

—Porque vamos por algo importante de Madison, no son vacaciones. Volveremos muy pronto. Tía Claire ha planeado cosas muy divertidas para pasar el tiempo contigo —Charlie sonríe.

—¡Sí!, jugaré mucho con la tía. Espero que te vaya bien, hermana —me inclino un poco para que pueda besar mi mejilla.

—Gracias, princesa.

Dejamos a Charlie con Trucha en la casa de tía Claire y continuamos hacia el aeropuerto donde nos encontraremos con Madame Dubois que también vendrá con nosotras. Justo a las 7:00a.m llegamos al aeropuerto, el vuelo está programado para las 8:00, pero debemos estar una hora antes para chequearnos.

El Aeropuerto Internacional August Campbert está abarrotado de personas como normalmente se encuentra.

No suelo viajar mucho a lugares lejanos, por lo que me siento un poco incómoda con el hecho de tener que subir a un avión, pero como debo ir a la ciudad de Bredfard y vivo en Harlington, un viaje de doce horas por carretera no es opción.

—Allí está tu profesora —mamá señala a la mujer que camina hacia nosotras.

Madame Dubois se posiciona a nuestro lado y me dedica una pequeña sonrisa.

—Llegó el gran día, has practicado mucho Madison, debes estar muy orgullosa de lo que has logrado —dice mi profesora y mamá asiente emocionada.

A las ocho en punto abordamos el avión, luego de una hora y media de viaje aterrizamos en el Aeropuerto Rusell R. Johns.

Si el aeropuerto August Campbert estaba lleno, este en comparación debe estar sobrepasando su capacidad, muchos viajeros van y vienen en todas las direcciones, el ambiente es un poco confuso. Nada que ver con el entorno tranquilo de mi ciudad natal a pesar de que es la capital, pero claro, Harlington es un pueblo apacible en comparación con la ciudad de Bredfard, que es la número uno en cuanto a universidades y vida joven se trata.

Admiro todo con detenimiento, me siento en un sueño del que no quiero despertar, para mi buena suerte es real.

Mamá camina a la zona de entrega de equipajes junto a mi profesora y las sigo. Minutos después tomamos nuestras maletas y salimos del aeropuerto para tomar uno de los famosos taxis azules con techo blanco, este nos deja frente al hotel donde mi madre reservó y subimos hasta nuestras habitaciones que están una al lado de la otra.

—Si me disculpan debo descansar, ese viaje fue bastante agotador, creo que me reuniré con ustedes a la hora del almuerzo —habla mi profesora bostezando —mañana será un gran día, Madison, estoy muy orgullosa de ti.

Entra a su habitación, mamá abre la puerta de la nuestra.

Pasamos el pequeño corredor y dejamos las maletas dentro del armario que ahí se encuentra. Ella camina hasta su cama y quitándose los zapatos se acomoda para tomar una siesta.

¿Mad o Madison?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora