Abro los ojos con dificultad pero me sobresalto rápidamente al ver que la habitación en la que me encuentro no es la mía, luego de la agitación debo calmarme porque el dolor de cabeza es tan fuerte que me obliga a acostarme nuevamente acariciando mis sienes con los pulgares.
Dylan entra a la habitación con una taza en la mano, mantiene la vista agachada y no entiendo porqué hasta que los recuerdos de anoche comienzan a aparecer en mi cabeza como pequeños fragmentos de video.
Sus labios en los míos, su boca bajando por mi cuello y finalmente yo huyendo para ir a vomitar, la verdad no tengo ni la menor idea de lo que me pasó, solo sé que lo que hicimos estuvo muy mal y ahora debo enfrentarlo.
El chico se acerca, me tiende la taza junto a una caja de pastillas, se sienta en frente y por fin levanta la mirada observándome, tomo la taza, una de las pastillas y agradezco prácticamente en un susurro para posteriormente tomarme ambas cosas.
—¿Cómo te sientes?
Habla en voz baja, me limito a asentir en respuesta y agacho la cabeza, él toma mi barbilla para levantarla, pero cuando mis ojos se conectan con los suyos como que se arrepiente de su acción porque suspira y niega con la cabeza soltándome.
—Anoche... —trato de hablar pero él me interrumpe.
—Lo siento, no debí hacer lo que hice, pero —me mira —¿sabes eso de que los ebrios dicen la verdad? —trato de analizar sus palabras y niego con la cabeza.
—No, Dylan, tienes novia y yo amo a Sam, ¿de qué rayos hablas?
—De mis sentimientos —sonríe leve —de los que siempre he tenido pero no he confesado, y que luego arruiné alguna oportunidad cuando te abandoné para irme con los chicos, pero que luego volvieron con más fuerza cuando te uniste al grupo y volvimos a ser amigos —levanto la mano indicándole que pare, esto es demasiado incómodo.
—Somos amigos —agacho la cabeza tratando de mantenerme serena —lo de anoche fue una locura causada por la ebriedad que no volverá a repetirse —asiente triste.
—Lo sé, solo quería darte una explicación del porqué lo hice, te vi ahí entre mis brazos y de repente nada más importaba, la necesidad de besarte se hizo cada vez mayor...
—Para —me duele aún más la cabeza, me pongo de pie y busco mis zapatos para irme de ahí, él me detiene con suavidad del brazo pero me suelto.
—Espera —me toma del hombro obligándome a mirarlo —no te alejes de mí, sé que también sientes algo por mí, aunque sea pequeño o te niegues a aceptarlo, que me correspondieras el beso lo prueba —vuelvo a levantarme esta vez sintiendo algo de enojo.
—Estaba ebria, Dylan, no tenía idea de lo que hacía —bufo —te quiero como amigo, y espero que tú también me quieras de la misma forma o hasta aquí llega nuestra amistad —asiente con lentitud.
—De acuerdo.
No se levanta de la cama, me siento del otro lado para ponerme los zapatos, terminando con eso salgo de la casa sintiendo el aire a mi alrededor un poco pesado, sin entender muy bien el porqué mis ojos me empiezan a arder y siento las lágrimas cayendo por mis mejillas, las aparto con rabia y sigo caminando a mi casa.
Mamá me recibe en la entrada, me observa de pies a cabeza, noto como sus ojos me desaprueban pero no dice absolutamente nada, hasta que aparece papá cruzándose de brazos y observándome enojado.
—¿Dónde estabas? —niego con la cabeza y trato de subir a mi habitación, las manos de papá me detienen por los hombros y me giran hacia él —Madison, todavía estoy tratando de ser paciente, por favor —suspira —¿qué rayos ocurre contigo? —puedo leer la desesperación y desconcierto en su mirada, eso solo me hace sentir peor.
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¿Mad o Madison?
Teen FictionPorque no importa equivocarse, es parte de crecer, lo realmente necesario es aprender a levantarnos y continuar cuando eso suceda. Charles Chaplin dijo "La vida es una obra de teatro que no permite ensayos; por eso canta, ríe, baila llora y vive int...