Capítulo 70

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—¿Qué día es hoy?

Río, abro los ojos y veo a Hailey observándome con una pequeña sonrisa, está algo despeinada, cubierta únicamente por las sábanas de mi cama, con sus ojos azules tan brillantes como siempre, mirándome con ternura, con anhelo, con amor también, sin duda alguna.

—Domingo en la tarde, ¿tan perdida te tengo que no recuerdas los días de la semana?

—Puede ser —ríe leve, se acerca dejando un corto beso en mis labios —¿has estado ocupado?

—Un poco, voy a practicar tenis, salgo con mis amigos, visito bastante seguido a Angeline... ¿por qué la pregunta?

—Te he estado llamando, y hasta ahora es que me contestas —hace puchero, río leve.

—¿Muchas ganas de repetir lo del lago? —asiente sonrojándose.

—Muchas —sonríe —pero bueno, ya estoy aquí —acaricio su mejilla viéndola cerrar los ojos ante mi tacto, uno nuestros labios.

Debo admitir que me gusta mucho besarla, porque se siente bien, como tranquilo, como tierno e intenso a la vez, y me hace olvidar todo al menos unos minutos. Si sigo con los besos volviéndola a hacer mía como hace rato incluso puedo prolongar mi nube de olvido por horas, horas que dedico en pensar en ella, en que ambos lo pasemos bien y ya, pero por ahora debo dejar esto en solo un beso, hay cosas que quiero hacer antes de tener que irme a Parker mañana.

—Hai... —me separo —por hoy ha sido suficiente —beso su mejilla viéndola hacer un puchero.

—No, ¿por qué?

Me besa, muerde mi labio inferior obligándome a jadear como un imbécil sin ningún tipo de autocontrol, sigo el beso y la giro para quedar encima de ella, se separa de mis labios, sonríe. Cree que le ha resultado muy fácil conseguir lo que quiere, pero no, dejo un corto beso en sus labios, me levanto y camino hacia el baño entrando a la ducha.

—¡Sam! —río, abro la llave del agua fría.

Al salir ya vestido veo que Hailey sigue en la cama, cruzada de brazos, con el ceño fruncido, como el berrinche de un niño pequeño.

—Te veo en dos semanas —me acerco, beso su mejilla.

—¿Por qué tanto tiempo? —hace puchero, sigue de brazos cruzados, no puedo imaginarme algo más tierno en estos momentos.

—Me voy de viaje, debo visitar a mi mamá —asiente.

—Vuelves para la semana de exámenes —bufa —justo cuando todo el mundo va a estar súper ocupado.

—Seguro que algo de tiempo podremos conseguir —sonrío de lado, ella me devuelve la sonrisa, se levanta de la cama caminando a mi baño, pero deteniéndose justo frente a la puerta para girarse y volverme a ver.

—Te estaré esperando —me guiña el ojo, entra haciéndome sonreír como idiota, creo que ese solo gesto bastará para alegrarme el resto del día.

Salgo de la casa y subo a mi auto, suena mi celular por lo que lo pongo en altavoz para poder contestar, se trata de Angeline.

—Sam, mi mamá llegó de viaje, quiere invitarte a cenar con nosotras, ¿estás ocupado?

—No, pero primero debo pasar a casa de Marie a despedirme, ya sabes que nos vamos mañana.

—Lo sé... hablando de Marie, ¿es posible que vengas a buscarme para ir contigo? Debo entregarle algo.

Me quedo en completo silencio unos segundos, ¿Angeline quiere ver a Marie para entregarle algo?, eso no suena bien, para nada bien.

—Ángel... —escucho como comienza a reírse, pongo los ojos en blanco.

¿Mad o Madison?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora