capitulo 12

68 7 0
                                    

Los rayos de sol que se colaban por la ventana fueron los responsables de despertarla esta vez...
Se sento en la cama y miro a su al rededor hasta dar con un reloj de pared... 

- Once am? No puede ser... 

Refrego sus ojos y se colocó las gafas para volver a mirar.

- Las once,  maldición!

Dijo en voz alta saliendo de prisa de la cama. Odiaba estar en casa de su jefe y dormir hasta casi medio día, que pensaría ese hombre? Que abusa de su confianza o que? 

Trataba de buscar algo de ropa para meterse a la ducha cuando golpearon a su puerta...

- Adelante.

Dijo pensando que sería la chica de el servicio.

- Buenos días.

Hablo la voz de su jefe recargando su cuerpo en el marco de la puerta y colocando las manos en forma relajada en los bolsillos de su pantalón pijama. Era común para Iván un sábado a esa hora aún estar en esas fachas, lo único distinto era que como tenía una invitada, se colocó la bata de tres cuartos para cubrir su torso.  Odiaba las camisas y no tenía deseos de vestirse aún.
La chica giró de pronto sorprendida de que fuera justamente Iván quién golpeó su puerta. 

- Señor, yo lo siento.... Me quede dormida.. 

Intento excusarse. 
Iván la miro desconcertado,  pero en cuanto comprendió lo que ocurría no pudo contener la risa. 

- Puedes relajarte?  Porque estás en ese estado de nervios?

Pregunto tranquilo avanzando hasta ella...

- Es que..  

Intento decir...  Pero las palabras no le salían... 

- Es que recién te despiertas? 

La chica aparto la mirada de quién ahora se hallaba a solo tres o cuatro centímetros de ella, sentía vergüenza...

- Mira me Isabella. 

Pidió el hombre colocando un dedo en su mejilla y girando su rostro para que lo viera. 

- No cometiste ningún crimen...  Y si te preocupa el haber recién despertado no lo hagas,  yo desperté hace poco también. No es un crimen descansar.

Dijo tranquilo ahora caminando hasta el armario donde sabía estaba guardada algo de ropa de Isabella.  Tomó la bata de seda blanca y miro a la chica mientras decía.

- Ten... Ponte la bata que hace un poco de frío abajo.
- Señor...
- Isabella... Es sábado,  no lo pediré más.  No me digas señor,  tengo un nombre sabes? 

Bromeo acercándose a la chica y haciendo que gire para colocarle la bata.
La chica no sabía que hacer o que decir...  Lo miraba desconcertada y algo temerosa.  Pero igual con algo de rubor en su rostro giró y se dejo colocar la bata.

- Te venía a preguntar si querías desayunar panques o un desayuno continental? 
- Disculpe?  Continental? 
- Si continental...  Nunca lo probaste?

La chica nego al tiempo que se ataba el lazo de la bata y buscaba con la mirada algo con que calzarse.

- Creo que olvide mis pantuflas en la casa o el hotel... 

Iván miro sus pies descalzos un minuto antes de largar la carcajada sin poder evitarlo.
Isabella enarco una ceja y le miro sin comprender que era tan divertido para su jefe. 

- Creo que puedo ayudarte con eso si me lo permites... 

Explico entre risas... 

- Y como lo hará, señor?
- Me provocaste Isabelita...  Ahora te atienes a las consecuencias.

Dijo volviendo a caminar hasta la joven... Se paro justo en frente de ella, la miro de arriba a bajo y de un solo movimiento atrapó con una mano su cintura levantandola en sus brazos.
Camino hacía la puerta y comenzó a bajar las escaleras... 

- Por favor bajeme!

Dijo temerosa comenzando a temblar en los brazos de Iván.  Aún así sujetandose de su cuello para no caer.
Iván bajo las escaleras con ella en sus brazos como si fuera una pluma.  Y le causaba diversión la situación...  Pero al notarla tensa y que temblaba,  con delicadeza se detuvo bajandola tres escalones antes de llegar a la sala. 

- No temas... 

Pidió Ivan acercándose a ella quedando un escalón por debajo de donde ella se hayaba parada.  Pero igualmente más alto.

- Lo siento Iván... Yo...
- Isa para... 

La callo acercando con su mano que aún sujetaba la cintura de la chica, a su cuerpo, la acercó tanto que sus rostros quedaron a escasos centímetros y sus alientos se mezclaron... El aire se sentía muy espeso... Las miradas fijas entre ellos.
Por eso no se pudo contener...  Por esos malditos ojos grises que parecían encadenarlo a un deseo incontrolable por esa mujer.
Isabella no era una mujer con la que debiera jugar y lo sabía bien. Por suerte  la voz de la cocinera rompió el embrujo en el que estaba antes de cometer una maldita equivocación.

- Disculpen...  Señor,  el desayuno es con panques o continental?

Pregunto la mujer dándose cuenta de que esa invitada era por demás bella. 
Iván miro los ojos de Isabella que suspiraba como si se  sintiera frustrada por algo y no salvada por la campana.  Eso le intrigo.

- No te muevas... 

Susurro en su oído y giro a ver a quién hablaba. 

- Continental Blanca.  Gracias...

Respondió algo sarcástico. Se paso la mano por el pelo y volteó a ver en dónde estaba parada Isabella. 
Se descalzo, se puso de rodillas bajo la fija mirada de la chica y tomó con suma delicadeza primero un pie haciendo que lo elevara un poco apenas y colocaba la pantufla que acababa de quitarce en el pie de la chica.  Tomo la otra pierna y repitió la acción,  sin poder contenerlo su mano se deslizó en una caricia desde la pantorrilla a la planta del pie antes de calzarle la otra pantufla...
Tenía una piel demasiado suave y tibia. Eso extrañamente hizo volcar su corazón y que su pulso se disparara, la saliva se torno espesa y otra vez esa dichosa ansiedad por perderse en su boca...
Negó con la cabeza reuniendo toda la fuerza de voluntad y auto control para poder suprimir ese deseo que más pronto de lo que podía llegar a sospechar se volvería incontenible.
Se puso de pie y cargo sus pulmones de aire mirando una vez más esos ojos grises que le hacían perder la conciencia y hablo sonriendo resignado... 

- Me lo estás poniendo muy difícil Isabelita... 

Dijo antes de girar negando aún, llevando las manos a los bolsillos de su pantalón pijama y dirigirse camino a la sala para esperar el desayuno. 
Isabella quedo ahí parada en la escalera sin comprender nada de lo que ocurría. Su pulso acelerado, el corazón latiendo a mil por hora... Que le ocurría con ese hombre no tenía la menor idea, si bien el temor a los hombres seguia y los malos recuerdos de lo que hizo ese maldito aún la perseguia, se descubrió algo confundida en sentimientos... 
Por un lado estaba la inseguridad y el miedo,  y por el otro ahora sentía esa ansiedad y un extraño deseo que creía muerto desde hacía ya seis meses...
Una voz la saco de sus pensamientos...

- Señorita,  el señor la espera en la sala. El desayuno esta servido. 

La chica miro a quién le hablaba y asintió mientras agradecía.
La empleada la miro con desdén y paso a su lado murmurando algo creyendo no sería escuchado por Isabella...

-" Igualada esta"

Iba a decirle algo...  Ese comentario la molestó por demás, pero vio imprudente hacerlo cuando ni era su casa ni su empleada.  Negó con la cabeza y giró para subir las escaleras e ir a la alcoba a ponerse algo más apropiado.  Pero ahora la voz masculina de aquel hombre la detenía...

Tus ojos Mis Grilletes...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora