Capitulo 42

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Permanecieron en la cama una hora más, hasta que el niño pidió por comida...
Alegres se levantaron y bajaron a la cocina en busca de algo para almorzar...
Iván sentado en la barra de la cocina charlaba divertido y escuchaba atento lo que a su pequeño de tres años se le ocurría, e Isabella se ocupaba de preparar un almuerzo...
Todo parecía perfecto.
El teléfono dentro de la cartera de Isabella, la hizo sobresaltarse por la llamada que entraba...
Su rostro se tenso y corrió a responder algo perturbada.
No paso desapercibido eso para Iván y tomo al pequeño en brazos, caminando a la sala..
Le escuchó ya cuando estaba llegando a la entrada de la misma y se detuvo...

- Señor, lo se pero...

Callo escuchando a quién del otro lado de la línea hablaba...

- Lo entiendo señor... Sé que solo me quedan un par de días, pero si pudiera darme solo un par de semanas más le podría pagar todo lo que le debo...

Algo dentro de Iván se preocupó.

- Comprendo, pero el que yo le deba esa cantidad no significa que tenga que aceptar salir con usted. Le he dejado ya muy claro que no soy esa clase de mujer...
Cumpliré y pagaré mi deuda, solo pido un poco más de tiempo.

Algo pasaba, lo supo en cuanto vio su expresión... Pero escuchar que con quién hablaba le exigía salir con el a cambio de un dinero lo enfureció.
Permaneció solo un par de minutos más escuchando antes de decidir intervenir en esa conversación que angustiaba a su bella esposa...
Porque para el, esa era su mujer y de nadie más. Era su esposa aunque aún no se hubiera realizado una boda.

- Le he dicho que aunque el padre de mi hijo no este, eso no significa que puedo o quiero serle infiel...
Lamento no haber cumplido con lo pautado en tiempo y forma. Pero no dude que encontraré la manera de pagarle sin ceder en lo que usted quiere. Eso jamás pasará!

Dijo ya con la voz alterada. Intentando hacerse respetar.
Dejando más que evidente que por muchos problemas económicos que tuviera no saldría jamás con un hombre por dinero.
Y fue todo lo que Iván soportó escuchar...
Entro sin esperar más a la sala con el pequeño en sus brazos y se paro serio frente a la chica. Su expresión lo dijo todo... Había escuchado lo que hablaba. Isabella lo vio en su mirada ensombrecida, pero no estaba segura ahora lo que por su mente pasaba. Se puso blanca de inmediato y retrocedió con el teléfono aún en su oído un par de pasos.
Iván sin hablarle le quito el teléfono de la mano y se lo puso en su oreja, mantuvo el silencio mientras el sujeto ese hablaba...
Sin apartar los ojos de la chica parada frente a el con claro temor en la mirada...

- Ya te lo dije Isabella, no podrás rechazar mi oferta mucho más. Solo te quedan dos días para pagarme la suma completa y es mucho dinero. No te daré más tiempo salvo que aceptes pasar un mes entero en mi cama!

Dijo el tipo con soberbia.
Escuchar eso cegó de furia a Iván...
Quien carajos se atrevía a hablar de ese modo a su mujer.
La rabia lo dominó, pero sabía que tenía que contenerse de decir todo lo que su mente pensaba... Su hijo y su mujer merecían sus modales. Y el respeto por su presencia le abstuvo de decir las palabras que realmente quería...

- Habla Iván Cuevas. Mi esposa Isabella pagará la deuda que tiene con usted completa en seis horas. Ni un minuto más tarde.

Dijo apretando los dientes y con todo su cuerpo rígido.
No espero respuesta y colgó la llamada...
Cargo los pulmones de aire intentando mantener la compostura, tanto por su hijo como por su mujer.
La chica se notaba evidentemente perturbada. Lo que menos quería era que Iván descubriera sus problemas económicos. Le avergonzaba la situación.
Apartó la mirada de la suya y dejo salir las lágrimas...
Intento explicarse, pero Iván la detuvo.

- Iván. Yo...
- No ahora preciosa, hablaremos de eso luego. Ahora este pequeñín tiene que almorzar y nosotros también.

Dijo acercándose con ternura y besando su frente, acarició su espalda guiándola a la cocina...
La chica angustiada solo pudo callar e ir a retomar la preparación de el almuerzo intentando así serenar sus temores...
Unos minutos después los dos estaban sentados junto a su hijo almorzando. Iván divertido y orgulloso le daba pequeños bocados de carne al niño, se sentía curioso por saber todo de el, y tenía infinidad de preguntas sobre ese pequeño, pero no las haría frente a el. No dejaría que supiera que no sabía de su existencia...
Isabella la había explicado de alguna forma, luego a solas averiguaría cual, para que ese niño supiera quién era el, era evidente que su mamá se lo dijo.
Veía por segundos a Isabella y la veía con la mirada algo perdida, aunque sonreía, notaba su tristeza palpable.
Para cuando terminaron de almorzar y el pequeño cayó dormido en sus brazos lo llevó hasta la alcoba, recostándolo en la cama. Lo cubrió con la manta, beso su frente y acarició su mejilla antes de volver con su mujer.
Tenían que hablar y esta vez lo harían. Había mucho de lo que el quería saber, un montón de cosas que comprendía aunque no le gustaría escucharlo tenía que hacerlo...
Se sentó frente la barra y la observo en silencio mientras Isa limpiaba los platos...

- Bella, deja eso...

Pidió de forma amable. La chica giro recargando la cintura en el mármol de la cocina. Lo observo aún apenada...

- Podrías olvidar lo que escuchaste?

Pidió de pronto angustiada...
Iván suspiro y se puso frente a ella, tomo la misma postura recargándose en la barra frente a ella, llevo las manos a los bolsillos y tranquilo respondió...

- No puedo Bella. Tengo que saber... También es mi hijo, tu mi mujer. No tenían porque pasar por ningún inconveniente económico, y no dejaré que eso continúe.

Hablaba conciliador. De forma pausada...

- Todo eso... No importa ahora Iván...

Era evidente que no quería hablar de eso, pero Iván no cedería ante esto...
Lo haría con todo, sin el menor de los problemas... Pero con lo que ella y su hijo pasaron no.

- No puedes eludir que lo hablemos Isabella....
No cuándo se trata de ti, de mi hijo. Tengo preguntas, y necesito de ti las respuestas...

La chica comprendió que no lo dejaría pasar y cargo de aire sus pulmones y derrotada acepto hablar...

Tus ojos Mis Grilletes...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora