Capitulo 39

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Se congeló en el momento que sus ojos conectaron con los de ella...
Lloraba aterrada... 
Odiaba verla llorar,  todo retornó...  Todo el amor que le tenía,  el dolor de haberla perdido...
No podía ser tan real... 
Isabella apareció frente a sus ojos con el corazón echo un puño, y el verla luego de casi cuatro años lo desconecto del planeta tierra.
La sorpresa fue de ambos en cuanto se reconocieron,  esa sensación retornaba de forma desmesurada...  Trayendo con sigo un nuevo sentimiento...
Perdieron el tiempo leyendo en la mirada del otro el desconcierto... 
La dulce voz de Nico, sacó rápido del trance a una Isabella aturdida,  impactada...

- Mami... 

La chica bajo la mirada al corredor donde la voz de su hijo se hacía presente y volvió a ver solo un segundo a Iván antes de pasar a su lado dejando una caricia compasiva en su mejilla y correr la distancia que la separaba de su razón de existir,  su hijo...
Se dejo caer de rodillas tomando en sus brazos al pequeño...  Llorando por fin por todo... 
Por lo ocurrido una hora antes,  por el dolor de renunciar a Iván,  por lo agrio de los recuerdos...  Por saber que ahora más que nunca Iván la odiaría sin medidas... 
No podía ser...  No podía estar pasando...
Entre lágrimas seguía abrazando feroz a su hijo y murmuraba algo... 
Iván tardo lo que para el fue la eternidad en poder reaccionar... 
Era ella...  Su Isabella y abrazaba un hijo... 
El corazón volvió a rugir con fiereza haciendo que pudiera por fin articular unas palabras en cuanto se acercó y se puso de rodillas frente a la madre y su pequeño... 

- Isabella... Porque?

Pregunto con el pecho atascado de dolor...
Sabía sin tener que preguntar que ese niño era sangre de su sangre. No tenía ni la más remota duda de eso.

- Te juro que es tuyo Iván...  Te juro que es tuyo...

Murmuraba entre lágrimas escondiendo el rostro en el cuello del niño... 
Y todo lo comprendió de golpe... 
Su partida... El miedo que la embargó, la duda ante una posibilidad de que no fuera producto del amor... 
Se sintió de pronto tan grande y tan pequeño al mismo tiempo...
Debió buscarla,  debió dar vuelta el mundo entero hasta encontrarla... 
Levanto con su mano de forma lenta y delicada el rostro lleno de lágrimas de la chica y en cuanto esta clavó con miedo más que palpable sus ojos en los de el nada más importo...
Tomo con fiera necesidad a su mujer haciéndola poner rápido de pie y la aferró a su pecho abrazándola con feroz necesidad... 
Como si un León despertara en el rodeó su cintura y no quiso soltarla...
El nudo atascado, el pecho invadido de amarga dicha... 
Un hijo... 
La apartó solo un segundo de su pecho, la miro y miro al pequeño en el suelo viendo sonriente a su mamá, no dudo...  Se inclinó rápido levantando al pequeño en uno de sus brazos y le miró impactado, con emoción... Volvió a ver a Isabella temblando sin contener el llanto y los sumergió a ambos, madre e hijo en su pecho abrazándoles con fiereza... 
Liberando todo lo que su corazón sentía... 
Sonriendo entre lagrimas...
Tenía una familia... Su mujer, su hijo... 
Nada más podía pedir a la vida...
El tiempo pareció detenerse en ese abrazo cargado de sentimientos... 
Se quedaron así un buen rato hasta que el pequeño comenzó a removerce incomodo en los brazos de su padre... 
Isabella despegó el rostro que mantenía sumergido en el cuello del hombre que amaba con locura perdiéndose en su aroma,  y miró entre lágrimas a Iván y a su hijo... 
El parecido sin dudas era más que evidente... 
El niño buscó los brazos de su madre y esta lo tomo sin dudar,  profundizó un abrazo e instintivamente Iván que la veía embelezado rodeó su cintura guiandoles al sillón de la sala. 
Fue ahí que recordó a la nana del pequeño... 
La mujer estaba por demás confundida al verlos entrar de esa forma... 
Iván no soltaba la cintura de Isabella y esta por su parte cargaba al niño en brazos recargando su cuello en el pecho de Iván... 

- Patroncita yo... 
- No te preocupes,  todo está bien.  Vete a casa...  Mañana hablamos. 

Dijo la aludida algo confundida aún por todo lo que acontecía. 
La nana no dijo media sílaba más...  Solo tomó su cartera y estrechó la mano de Iván agradeciéndole una vez más por salvar la vida del pequeño... 
Se retiró unos minutos después dejándoles por fin solos... 
Tenían mucho de que hablar y los dos adultos lo sabían bien... 
Le indicó el sillón y enseguida Isabella se sentó con el pequeño en su regazo comenzando a meserle logrando que el pequeño callera dormido en cuestión de minutos... 
Para evitar despertalo Iván lo llevo en sus brazos a una de las alcobas. Lo recostó y cubrió su diminuto cuerpito con una manta,  acarició su cabello y suspiró satisfecho... 
Tenían mucho de que hablar,  y el no planeaba esperar un minuto más por esa conversación.
Regreso a la sala y se encontró a Isabella viendo al exterior a través de un gran ventanal. Se acerco despacio y recargo su cuerpo sobre uno de los hombros en el cristal llevando las manos a los bolsillos,  observando en detalle esas facciones que lo volvían completamente loco de amor... 
El silencio los envolvía, pero era hora de hablar... 

- Te volvió a dañar...  Cierto?  Esa noche...  En la estancia?

Pregunto contrariado.  Era la única explicación de el porque ella creía que el podía dudar que fuera suyo... 
Isabella cerro los ojos cargando de aire sus pulmones y dejando salir lágrimas cargadas de dolor y agonía... 
No lo miró... Tampoco hablo...  Solo afirmó con la cabeza a la pregunta que le hacían.

- No supe que hacer... 

Admitió con evidente culpa,  su voz apenas era un susurro... 
Iván cargo de aire sus pulmones, sacó una de sus manos del bolsillo del pantalón y sujeto con suavidad del brazo a la chica acercándola a el y rodeando en un abrazo su cintura...
No podía reprocharle nada en absoluto,  tampoco quería...  Solo deseaba tenerla así por el resto de sus días.
La chica se dejó rodear por aquel hombre al que todo el tiempo extrañaba... 
Ese del cual se enamoró en el momento que menos esperó. Los recuerdos la embargaron en cuanto lo vio frente a ella,  sintió el dolor que había logrado contener en los años transcurridos, se mezcló en el amor que le tenía... Todo regresó, sus miedos sus anhelos. El la abrasaba recargando la espalda de la chica sobre su pecho sintiéndose de una forma extraña, intranquilo,  ansioso...
Se mantuvo en silencio aferrándole y acariciando su cintura,  su vientre...
Ese vientre que acuno el retoño de aquel amor que le tenía,  que aún le tiene. Y por extraño que parece ese amor creció en solo un segundo, en cuánto la vio abrazar a su pequeño hijo el amor es esparció desmesurado en todo su sistema... 
La sentía temblar bajo sus brazos ,  sollozar aún sin poder contenerlo... 

- Odio verte llorar preciosa...

Dijo con la voz pesada y ronca, y era cierto, era lo que más odiaba en el mundo.
La giro sin soltarla del abrazo y observó su rostro...
Cuando los ojos de la chica juntaron el suficiente coraje para buscar los suyos, sintió esos grilletes invisibles aprisionándolo irremediable y sin ni siquiera desear liberarse de ellos...

Tus ojos Mis Grilletes...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora