Capítulo 1

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-Vamos no me jodas, lo que me faltaba –se quejó al comprobar que la camisa que tenía en mente para ponerse no estaba en condiciones para que la pudiera usar –oh dios, hoy no es mi día, no lo es –se decía negando con la cabeza y volviendo a buscar entre las camisas –vamos allá, total...¿qué más puede pasar? -se conformó mientras abotonaba su camisa y se dirigía escaleras abajo.

Cogió las llaves del coche y su cartera lo más rápido posible, intentando recuperar aunque fuesen unos segundos del tiempo que había perdido. El tiempo es oro, y vaya que si lo era. Ahora mismo pagaría lo que fuese por unos minutos de más.

-Me cago en... -cerró los ojos con frustración tras dar un ligero golpe contra el volante al comprobar que la zona de aparcamiento, justo ese día y justo en ese mismo momento, estaba más llena que de lo normal –esto no puede ser cierto –sonrió incrédula después de soltar un leve suspiro.

Después de dar las vueltas necesarias con el coche para encontrar aparcamiento, las mismas vueltas que estuvieron a punto de hacerle perder la paciencia y las mismas que casi le hacen plantearse la idea de dejarlo en mitad de la calle y que la grúa se lo llevase, finalmente encontró un sitio, aunque no lo suficientemente cerca, lo que provocó que instantáneamente sus pies decidieran llevar un ritmo acelerado nada más bajar del coche.

-¡Joder! -gruñó al dar un pequeño traspié antes de entrar por la puerta principal –vaya día, vaya día... -se quejaba negando con la cabeza mientras se dirigía a la barra, justo donde estaba su amigo, desde donde podía observarlo con una burlona sonrisita en sus labios.

-¿Qué te pasa? –preguntó su amigo risueño.

-¿Qué me pasa? ¿Qué no me ha pasado? –preguntó ella un tanto mosqueada tras la serie de catastróficas desdichas ¿Exagerada? Puede que un poco, pero bueno... –el maldito despertador no me ha sonado, y cuando he ido a ducharme el calentador decide no funcionar, así que me he tenido que tomar una estupendísima ducha fría –decía de forma irónica mientras su amigo sonreía más y más – por último, resulta que por arte de magia la camisa que había decidido ponerme tenía una mancha ¿de qué? Pues ni idea, porque estaba en el jodido armario, después de haber pasado por la jodida lavadora y secadora –terminó mientras alzaba las cejas –y por si eso fuese poco....la maldita zona de aparcamiento está a rebosar ¿qué narices pasa hoy? ¿Acaso el mundo se ha vuelto contra Clarke Griffin? ¿Qué narices le he hecho? –gesticuló alzando los brazos.

Y antes de que su amigo pudiese pronunciar alguna palabra...

-Así que....¿qué me pasa? Pues fíjate –negaba con la cabeza. -Ah claro. Encima casi me caigo al entrar por la puerta. No lo olvides –recalcó eso final, algo que su propio amigo había visto y podía confirmar.

-Eres una dramática –dijo Lincoln riendo y negando con la cabeza.

-¿Dramática? –le dijo ella un tanto ofendida –Mira me voy a callar porque estoy esperando a alguien y quiero tranquilizarme primero.

-¿Una tal Susan? –le preguntó Lincoln sonriente –Lleva rato esperándote en la mesa catorce de la terraza –dijo señalándole dicha mesa, haciendo que girase su rostro para observar como ciertamente había una mujer ya esperando.

-Oh no me jodas –se quejó soltando un suspiro. –Llévame un café por favor, a ver si la cafeína hace algo por mi –le dijo a su amigo juntando sus manos en forma de suplica.

-Anda tira. Ahora te lo llevo –contestó Lincoln.

Después de todas las catástrofes que le habían ocurrido a lo largo del día se permitió pensar que quizás ya había cubierto el cupo y que el destino y el mundo le iban a dejar descansar el resto del día. Bastante había tenido ya. Se merecía un descansito. O al menos eso pensaba ella, porque la realidad podía ser bastante diferente y caprichosa.

Arkadia 2 (AU) -Español [Clexa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora