Capítulo 25

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Su madre le había propuesto pasar la tarde-noche con ella, algo que nunca solía rechazar ya que le encantaba ver como disfrutada de las pequeñas y cómo las consentía, y también era cierto que la sensación de recuperar tanto tiempo perdido con ella seguía existiendo y circulando por su cabeza, a pesar de que ya llevasen años y años compartiendo una increíble relación. Pero el hecho de pensar en todos los momentos que se había perdido a su lado por ser una cabezona y no tener una conversación civilizada con ella....le atormentaba, le atormentaba muchísimo. Y es que finalmente entendía lo que su madre había hecho en el pasado. Lo había hecho por protegerla, por cuidar de ella a toda costa, algo que ahora entendía demasiado bien al tener ella misma dos pequeñajas de las que cuidar y a las que proteger.

Y bueno, también estaba el hecho de que su madre cocinaba muy bien. Increíblemente bien. Así que no, nunca solía negarse a sus invitaciones. Sería un poco de locos.

Lo que no se esperaba para nada era que en esa invitación alguien más estaba incluido, que alguien más estaba por llegar. Y sí, se sorprendió bastante al escuchar la voz de Lexa detrás suya en cuanto terminó de cantar junto a las niñas. Tanto fue así que en un primer momento no supo realmente como actuar ni cómo reaccionar, optando por desaparecer momentáneamente e introducirse en el interior de la casa, intentado ganar así un poco de tiempo para que su cuerpo y su mente reaccionasen ante tal situación.

-¿Ya habéis parado de cantar? –Le preguntó su madre mientras comprobaba algo del horno, sin girarse ni siquiera para verla, pero intuyendo a la perfección que era ella la que acababa de entrar en la cocina.

-Sí, se me ha secado la garganta –contestó intentando parecer dura, acercándose al frigorífico para coger una cerveza.

-Ya le queda poco... –susurró su madre al comprobar la salsa de algo que estaba cocinando en el fuego, sin prestarle la mínima atención a ella.

-Lo estas disfrutando ¿verdad? –Preguntó tras abrir el botellín de su cerveza, apoyándose ligeramente en la mesa de la cocina.

Su madre tan solo la miró algo extrañada, actuando como si no supiera de qué demonios estaba hablando. Y es que otra de las cosas que a su madre se le daba muy bien era el hacerse la desentendida. Era realmente única.

-Mamá, no soy tan rubia –soltó observándola mientras cortaba algo de verdura con un cuchillo, provocando que inevitablemente se pusiera algo tensa con su confesión, incluso parando de cortar.

Observó directamente sus ojos en cuanto su madre se giró para observarla.

-Es curioso que ahora que he decidido ceder...Lexa aparece más en mi vida ¿no? –Preguntó ahora sonriente, rompiendo con ese momento de tensión que ella misma había creado, pero sin ninguna mala intención. –Relájate –dijo acercándose a ella para dejar un beso sobre su mejilla –me voy a portar como una niña buena –le sonrió –y vigila eso anda, que huele un poco a quemado –bromeó antes de salir de nuevo al jardín.

Había decidido ceder un poquito más, y posiblemente pasar un rato a solas con Lexa y las niñas era una buena opción para ello. Pero la verdad...le fue un poco imposible por el momento. En cuanto sus ojos se volvieron a encontrar un cúmulo de sentimientos revolotearon por todo su ser, teniendo que retirarse con la excusa barata de ayudar a su madre aunque las ganas de seguir con las pequeñas le podían, intentando así ganar un poco más de tiempo para enfrentar la realidad, algo que fue inevitable cuando la hora de la cena llegó.

-¿Pero cómo eres tan cerdita? –Sonrió mientras limpiaba una mancha de salsa de la cara de la pequeña Eliza, quien había decido esta vez sentarse ella sola en una silla. –Ven aquí –insistió cuando la pequeña se movió para esquivar su movimiento –eso es –le dijo cuando esta vez sí le hizo caso y se quedó quieta para que la limpiase bien, aprovechando para apartar un mechón de pelo de su cara antes de que volviera a atacar su plato de comida.

Arkadia 2 (AU) -Español [Clexa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora