Capítulo 7

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-Oh sí, ya está aquí mi amiga predilecta, mi rubia favorita –sonrió Lincoln nada más verla entrar por la puerta de la cafetería. –Pero mírate... ¡Qué guapa estás! ¿De dónde vienes tan elegante? ¿Quieres un café? ¿Algo para comer? –Preguntaba sin tan siquiera darle tiempo a contestar.

-¿Qué quieres? –Le preguntó directamente, sabiendo que tanta amabilidad ocultaba algo. Lo conocía. Y lo conocía muy bien. Demasiado.

-¿No puede uno ser amable con su amiga? –Le contestó su amigo mientras ella desconfiada se subía en uno de los taburetes de la barra.

-Un café estaría bien –le confirmó, haciendo que su amigo asintiera sonriente, girándose hacia la cafetera para prepararlo. -¿Aun no han cambiado el cristal? –Preguntó tras echar un vistazo general al local, concretamente a un cristal que desde hacía casi una semana permanecía dañado.

-Me han dicho que mañana ya vienen sin falta, hoy se les ha hecho algo tarde cambiando el de un escaparate de un local del centro –informó Lincoln, dejándole el café delante de ella. –Ya, yo tampoco sé por qué me han dado tanta información –sonrió encogiéndose ligeramente de hombros al ver su gesto de confusión. –Por cierto, tú uniforme esta en el almacén, cámbiate cuando te lo acabes.

-¿Qué dices? –Preguntó rápidamente, frunciendo el ceño ante aquella información que le acababan de soltar, y encima sin anestesia.

-Que tu uniforme esta en el almacén y que te cambies cuando te lo acabes –repitió su amigo con tranquilidad, como si aquello fuese lo más normal del mundo, como si hubiesen vuelto años atrás en los que ella seguía trabajando ahí a la vez que compaginaba su poco trabajo en la galería. –Harper ha avisado de que no puede venir, se ha caído esta mañana en su casa y se hecho daño en una mano, está en el hospital esperando para que la vean –terminó de explicar. –Oh Clarke, venga –le animó su amigo –sabes que no te lo pediría si no fuese necesario.

-Las niñas –le quiso debatir con esas dos únicas pero concisas palabras.

-¿Dónde están? –Quiso saber su amigo.

-Con mi madre, las ha recogido hoy ella del colegio, yo tenía una reunión en la galería –explicó con rapidez.

-Pues que sigan con ella un poco más, estoy seguro de que no se va a quejar nada de nada –sonrió Lincoln, intentando convencerla. –Venga Clarke, por favor –pidió casi suplicante. –Tendrás consumiciones gratis durante un mes –soltó provocando que riera.

-¿Recuerdas que yo también soy dueña del sitio, cierto? –Preguntó sin perder la sonrisa.

-Era por si colaba –contestó su amigo encogiéndose ligeramente de hombros. –Vamos, sólo van a ser unas horitas.

-Está bien –se rindió alzando sus manos, dándose completamente por vencida. Y es que a cabezón no había quien le ganase, así que optó por consentirlo y de ese modo al menos poder disfrutar de su café durante unos minutos.

No es que no le gustase pasar tiempo en la cafetería, o en su caso echar una mano de vez en cuando, lo que ocurría es que se moría de ganas de volver a ver a las niñas. Pero joder, era socia del lugar y apenas pisaba el sitio para trabajar, todo lo contario que su amigo, quien se mantenía en su puesto todos los días. Así que no, no podía negarse a echarle esa mano que casi había suplicado durante la conversación.

-Oh, mira quien ha vuelto a casa –sonrió Murphy al verla salir del almacén con la camiseta de la cafetería puesta.

-Menos cachondeito ¿vale? –le avisó rápidamente alzando una de sus cejas –sigo siendo uno de tus jefes ¿recuerdas?

Arkadia 2 (AU) -Español [Clexa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora