Capítulo 28

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No pudo evitar que su corazón se acelerase rápidamente cuando su móvil le avisó de que Clarke estaba llamándola. Y no era un simple mensaje, no. Era una llamada. No sabría recordar ciertamente cuando fue su última conversación por teléfono, porque desde que la situación cambió solamente se comunicaban en casos excepcionales, aquellos que siempre tenían que ver con las niñas, pero por mensaje, nada de llamadas.

Al parecer, tanto Clarke como ella, se resguardaban de esa toma de contacto más personal, porque podía parecer ridículo, pero una llamada era mucho más cercana que un simple mensaje. Al menos ella lo entendía así. Y al parecer Clarke también.

Y quizás Clarke solamente optó por llamarla porque era lo más rápido en el momento, puesto que estaba trabajando. Pero aun así, contaba. Y contaba mucho.

Pero tras la leve galopada de su corazón, sin tan siquiera haberle darle tiempo aun para contestar, un poco de angustia y desesperación cruzó tanto su mente como su pecho. ¿Podría haber ocurrido algo? ¿Las niñas estarían bien? ¿Clarke estaría bien?

Una preocupación que se disipó en cuanto contestó y Clarke reveló el motivo de su llamada. Algo que hizo que se cuerpo se aliviara por completo y que cierta chispa activara sus sentidos. Maldita sea. Estaba hablando con Clarke por teléfono. Estaba teniendo una conversación y solamente con ella, sin terceras personas y sin que hubiese pasado nada. Tan sólo Clarke pidiéndole un favor. Un favor que por supuesto iba a cumplir. Eran sus hijas. Pero también estaba segura de que aunque le hubiese pedido cualquier otra cosa también hubiera cedido. Porque definitivamente Clarke estaba cediendo, y eso era algo que ella seguía dispuesta a aprovechar.

Realmente esa llamada había alegrado su mañana, tanto era así que poco le importaba el no cumplir con el trabajo que se había propuesto por hoy, ya se daría más prisa al día siguiente o quizás durante la noche. Hoy tan sólo quería disfrutar de ese magnífico día que se había presentado delante de sus narices como si tal cosa.

-Hola –saludó Tyler, uno de sus compañeros, el joven por el que suspiraba la mayoría de la plantilla en aquellas oficinas.

-Hola –contestó ella, rebuscando en su bolsillo el dinero suelto que había echado para sacarse un café de la maquina, justo donde el joven estaba esperando el suyo.

-Café solo, ¿cierto? –Le preguntó el joven. –Yo invito –sonrió sacando su vaso de café ya listo de la máquina y ordenando el que sería para ella después de que asintiera con la cabeza ligeramente.

-Gracias –sonrió como muestra de agradecimiento.

-No tiene importancia –contestó el chico encogiendo ligeramente sus hombros. –¿Qué te parece si vamos a comer juntos? Me gustaría que me aconsejaras en un proyecto nuevo que me ha presentado el jefe, estoy un poco perdido –le propuso mientras le ofrecía el café tras sacarlo de la máquina.

-Lo siento –dijo ella –tengo que recoger a mis hijas del colegio.

-Puedo ir contigo –se ofreció sin tan siquiera preguntarle –y podemos ir los cuatro a comer –dijo sonriente.

-De verdad que lo siento, pero voy a irme a casa con ellas, hoy además tengo la tarde libre, así que... –se excusó antes de volver el camino hacia su oficina –gracias de nuevo –le sonrió alzando ligeramente el vaso de café, para así intentar que ese rechazo no fuese demasiado brusco. Porque al fin y al cabo eran compañeros de trabajo, y no quería tener una relación algo incómoda con él.

Y tal y como le había comentado a su compañero, tras recoger a las niñas se fueron las tres directamente a su piso, donde aprovecharía todo el tiempo posible junto a ellas, esperando que Clarke fuese a recogerlas y rezando interiormente porque lo que la tuviera ocupada la entretuviese todo lo posible. Era un poco egoísta sí, pero es que era tiempo con sus hijas lo que estaba en juego.

Arkadia 2 (AU) -Español [Clexa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora