Capítulo 10

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-¡Feliz cumpleaños! –Exclamó tras un gran ramo de flores cuando la puerta se abrió. –Oh, venga ya mamá –se burló al comprobar la emoción de su madre, con los ojos algo brillosos y con una de sus manos tapando su boca.

-Gracias cielo –Abby se acercó hasta ella, apresándola entre sus brazos con bastante fuerza.

-Mamá...me estoy comiendo...alguna flor o algo así –intentó buscar un hueco libre para tomar aire entre las flores y su madre, quien parecía no tener intenciones claras de soltarla, al menos no de momento. –Venga va, déjame respirar –sonrió librándose de su amarre. –A veces eres muy intensa eh –bromeó ante la cara de felicidad de su madre.

-Son preciosas, realmente preciosas –decía Abby aun emocionada, observando con detenimiento el ramo.

-Me alegra que te gusten –le dejó un beso sonoro sobre una de las mejillas antes de entrar por fin dentro de la casa. –Maldita bola de pelo, fuera de mi vista –movió su pierna intentando que el perro de su madre desapareciera lo más rápido posible de su vista.

-No trates así a Príncipe –le regañó su madre clavándole la mirada con rapidez.

-¿Por qué lo llamáis así? –Se quejó. -Es ridículo, no tiene nada de príncipe, más bien de ogro, y un ogro muy feo –suspiró mirándolo, observando su pelo alborotado, los ojos saltones y sus pronunciados dientes torcidos.

-Porque tus hijas se lo pusieron –contestó su madre inclinándose para acariciarlo y subirlo en brazos. -¿Un besito? –Le preguntó sonriente, acercándole el perro directamente a la cara.

-Ni de coña –contestó apartándose rápidamente. -Por cierto, ¿dónde están ese par de demonios? –Preguntó algo extrañada al no escuchar nada de ruido al entrar. Muy extrañada.

-Aun duermen –le informó su madre cerrando la puerta.

-¿Aun duermen? –Dijo bastante asombrada. -¿Cómo es posible? Cuando están en casa no son así, se van a enterar –decía subiendo las escaleras.

-Clarke, déjalas dormir, pobres –le regañó su madre, intentando parar su acción.

-Son casi las once de la mañana, por dios –fue lo último que dijo antes de llegar hasta la parte de arriba de la casa. Y no es que se quejase porque las niñas parecían dormir más los días que su madre las reclamaba para ella, es que ya llevaba muchas horas sin la compañía de esas enanas. Y es que joder, las echaba mucho de menos.

Abrió la puerta con cuidado, no queriendo asustarlas, descubriendo la increíble imagen que era ver a las dos juntas descansar, observando cómo la más pequeña se abrazaba a su hermana para dormir, acompañadas de Lexi y Clarki, los peluches tan inseparables que permanecían en sus pies.

Sacó su móvil con cierta rapidez, no pudiendo dejar perder esa instantánea tan perfecta que le llenaba el corazón por completo a la vez que le instauraba una sonrisa en el rostro.

-Buenos días –susurró cuando los ojos de Alycia comenzaron a abrirse despacio, intentando acomodarse a la luz que entraba por la ventana. -¿Has dormido bien cariño? –Le preguntó acercándose para sentarse en el filo de la cama y acariciarle con cariño el pelo, apartándoselo ligeramente del rostro.

La pequeña asintió con la cabeza mientras se desperezaba un poquito moviendo sus brazos, haciendo que Eliza comenzara a despertarse también mientras dejaba escapar algún que otro ruidito gracioso por su garganta.

-¿Mami? –Preguntó la más pequeña frotándose los ojitos.

-Hola mi vida –contestó acariciando su mejilla.

Arkadia 2 (AU) -Español [Clexa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora