Al día siguiente.
Ya sabia exactamente la rutina, había llegado tarde y el prefecto no pensaba dejarme entrar.
-bueno si ya sabe como soy.
- ya ya ya, pasa. Hoy no quiero pelear - respondió el prefecto.
Algo muy raro en el, bueno después de todo no había llegado tan tarde.
Camino a mi salón noté a Ebelin muy extraña pero no dije nada, me dirigí a mi salón y tome clases normales, después de todo estaba en una escuela.
Era otro típico día de clases, todo tan típico, la misma clase, los mismos compañeros, todo era tan normal que aburría.
Por fin sonó la campana y baje a la cafetería con todos mis amigos.
-parece que alguien quiere volver a perder su dinero. - comentó Brayan.
-estas loco - respondí - pero antes iré por una de esas tortas enormes.
-huy yo quiero - dijo Eder.
Justo cuando llegamos a la cafetería y Eder se empujaba sobre el tumulto de personas para pedir, vi a Ebelin sentada de nuevo en el árbol donde siempre.
Yo pedí un chocolate a la señorita Ana lenney, de aquellos de barra famosos.
Me acerqué de improviso sentándome aun lado de ella.-¿puedo sentarme?
-¿qué haces aquí? - me preguntó con un tono triste.
-am, ¿no puedo?
-si, solo que te rompí tu corazón, creí que tu me . . .
-¿me . . . odiarías?
-si.
No pude evitar reírme cuando escuche esa frase.
-¿te parece divertido? - me preguntó Ebelin.
-perdón, solo que no te creí.
-¿creerme que? - respondió Ebelin
-que ya no sientas nada por mi.
Ebelin bajo la mirada y yo no pude evitar tirarme al suelo por buscar de nuevo su mirada.
-ve me a los ojos y prometerme que no me amas - dije, mientas buscaba su mirada.
-mayo, es qué, no se me hace justo que me esperes. - respondió mirándome con melancolía a los ojos.
Alcance a mirar una lágrima saliendo de su ojo y me atreví a tomarla antes de que cayera.
-pero es lo que yo quiero - le dije a los ojos.
Saque de mi bolsa el chocolate que tenia, lo abrí y le di una parte.
-compartir mi vida contigo.
Tome su mano y la estreche con la mía.
-¿juntos por siempre Ebe?
-juntos por siempre Mayo.
Entrelazamos el dedo pequeño haciendo de aquellas palabras no una oración, si no una promesa.
Sabes, algo que me enseño Ebelin fue a ignorar el mundo y concentrarte en tu vida, era distinto el mundo de donde veníamos los dos, sin sentido, sin motivó cruzamos caminos.
"Lucha por lo que quieres"
Después de ese día todo siguió su caminó y entre Ebelin y yo todo iba tan bien, recuerdo que ella venia a verme cuando jugaba fútbol. En uno de esos días jugamos todos en la cancha de fútbol de la escuela.