C 23 plano cartesiano

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Todo ocurrió como debió de haber pasado, no fue el destino quien nos unió pero si quien nos presentó, de nosotros dependía mantenernos unidos o desintegrarnos entre otras historias, entre miles de libros.

Se que no debería de estar escribiendo en plena luna de miel, pero se que cuando seamos tan viejos y arrugados como unas pasas no podre recordar algunas cosas como mi edad, mi color favorito o quizá el nombre de mi primera mascota.

Aun que, tal vez si recuerde tu edad, tu color favorito al igual que el nombre de tu primera mascota. No fue un error conocerte tan joven a pesar que todos pensaban que al ser jóvenes el destino nos alejaría, lo que no contaban ellos era que por cada vez que el destino nos apartara, tendríamos un motivo para volver.

Y lo comprobé con el paso del tiempo, jamas fuimos de perdernos tanto en un mundo que fuimos descubriendo poco a poco, desde España hasta Corea visitamos juntos, a ti se te daba más el comer con palillos chinos que a mi, aun que el curri de la india jamas lo probaste por lo picante que era juro por dios que te vi disfrutar en Australia su aderezo a la diabla, jamás te vi sonreír tanto y llorar de la risa como cuando visitamos Venecia y al quererte tomar una foto me caí de la góndola, quizá hubiéramos llegado a tiempo al vuelo para Roma si no te hubieras lanzado al agua conmigo, fue difícil explicar eso a los policías y aun que no todo siempre fue color de rosa como cuando nos quedamos varados en las montañas de Alaska o las picaduras de mosquitos en África, siempre mantuvimos una sonrisa y al final del día las cosas nos volvían a salir bien, gracias a eso descubrimos que una cabaña o una amaca puede ser mejor que un hotel cinco estrellas, aun que la mayor de las sorpresas me la darías en el puerto de Acapulco.

Al fin habíamos llegado a un lugar tranquilo donde al menos las brisas del aire eran suaves, nuestras maletas estaban totalmente llenas por los recuerdos que habíamos tomado de todo el mundo, citando las palabras de Ebelin cada vez que comprábamos algo decía que era un pequeño pedazo de mundo que nos llevábamos y guardamos.

Eran las 7:30 de la mañana y mi mente sólo arrojaba la palabra desayuno, lo siento pero desde hace tiempo como en exceso y tal vez es cierto que al casarse uno toma un respectivo cuerpo.

"Muy bien, me levantaré ya" pensé moviendo con cuidado la cama, no quería que Ebe se levantará, pues me encantaba ver su sonrisa al llevarle la comida a su cama, pero ella ya se había levantado.

Parada observando a través del mirador que tenia la cabaña con vista al mar se encontraba Ebe, observando el mar a pesar de ser muy pronto.

Yo me acerque abrazando su cuerpo por detrás, mientras que ella observaba el amanecer.

-cariño, no quiero matar el momento, pero pararte aquí con este frió hará que te resfríes, ven entra preparare el desayuno. - dije.

A Ebe le encantaban las crepes con nutella por la mañana pero se mostraba más perdida en el amanecer que lo de siempre.

-amor ¿me amas? -habló Ebe.

-con toda mi alma -respondí.

-¿pase lo que pase, sin importar la lluvia, el mar, los rayos o la muerte?

-si, sin importar lo que pasé yo estaré aquí para protegerte de la lluvia, el mar y los rayos.

-¿y la muerte? -preguntó Ebe.

-eso no es un peligro, es un recorrido el cual también caminare a tu lado.

-¿por siempre?

-juntos por siempre los dos.

-juntos por siempre los dos

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-Mario . . . Estoy embarazada -habló Ebe llevando mi mano a su vientre.

-¿¡He!? - respondí impactado -¿lo dices en serio?

-Mario, no se lo que pienses tu, pero yo. . .

-esto es genial amor -interrumpí cargando entre mis brazos su cuerpo.

-no estás molesto ni enojado, creí que tu . . . - respondió Ebe.

-¿bromeas? Me encanta pero ¿cómo? Digo ¿cuánto tiene?

-pues ¿te acuerdas cuando cenamos en Marruecos?

-¿mes y medio?

-quería estar segura de lo que estaba pasando. -respondió Ebe.

Sobra explicar que aquella madrugada Ebelin me hizo el hombre o más bien, el padre más feliz del mundo.

Pasamos toda la tarde platicando y visitando tiendas de ropa para bebé.

-compremos eso, se ve calientito. -hablé.

-¿no crees que es muy afelpado? -respondió Ebe.

-¿pero amor y si tiene frío?

-para eso tendrá los brazos peludos de su padre.

-bueno, no creo que encontremos muchas opciones aquí en este lugar turístico.

Ebe me miro fijamente, pensando lo mismo que yo.

-tenemos que regresar -hablamos al mismo tiempo.

Queríamos darle la noticia a nuestros familiares y amigos, así que esa misma noche tomamos nuestras maletas y empacamos nuestras cosas.

-pero ¿cómo reuniremos a todos? -Preguntó Ebe.

-tranquila,yo lo arreglo. -respondí.

Tomé mi celular y me dirigí a escribir un cortó mensaje a mi hermana.

-hola, manta, tal vez estés ocupada, mándame mensaje cuando tengas tiempo.

-¿qué paso? ahora que hiciste.

-vaya, eso fue rápido. No, nada sólo que posiblemente mañana regresamos y quería pedirte un favor ¿podrías reunir a todos? Tenemos algo que decirles. . .

Escribí totalmente emocionado, aun sabiendo que mi hermana es una de las pocas personas que sabe leerme al derecho y al revés, quizá se dio cuenta en ese momento, quizá lo presintió, pero al menos nos ayudó.

Ahora sólo en mi mente corría la pregunta ¿cómo les explicaré? Esperando que no creyeran que siempre que volvía tenia que sufrir un cambio drástico, a eso tenemos que incluir el hecho de que mis suegros me odian y la falta de comunicación entre mis padres y el ámbito laboral y . . .

-hey, tranquilo amor. Ahora lo importante es dar este paso juntos -respondió Ebelin, tomando mi mano.

Eso hizo que se tranquilizara mi corazón y pensará.

"Mi amor, vas a tener una gran madre"

HelenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora