Después de algunas llamadas que tuve que hacer, me di tiempo de ir a ver la casa de la cual ya me había olvidado, nos bañamos y fuimos al pueblo donde residía la propiedad. Decidí llevar a Helena para que conociera el pueblo, además de que ya no me gustaba dejarla encargada digo ahora tengo tiempo para ella y no quiero desperdiciar ni un minuto.
Según yo, salimos pronto para llegar exactamente a la hora acordada 3 pm según lo dijo Adam y sólo Adam por que a mi ni siquiera me dejó hablar. Aún que la verdad llegamos un poco temprano 2:30 pm quizá hubiéramos llegado más temprano si no hubiéramos parado a comprar un helado y cortar una flor que le gustó a Helena en pleno camino.
-ambos tuvimos lo que quisimos y no podemos poner peros ¿cierto? -le dije a Helena.
Yo creí que llegaría aproximadamente a las 3 3:20 el señor Adam así que bajamos con cuidado del auto pero Notamos que el señor Adam ya estaba en el patio de enfrente.
-¡señor Mario! Al fin llegó. -dijo Adam.
-¿cuanto tiempo ha estado aquí?
-desde las 2 pero es lo de menos, ahora ¿podemos pasar a ver la casa por favor?
-claro, sólo permítame sacar las llaves de mi bolsa.
Adam se quedó mirando a Helena intrigado.
-¿tienes algun problema? -hablé.
-no ¿es su hija?
-si así es ¿por qué?
-nunca me agradaron los niños y crei que ya no vería a ver uno desde que ese método anticonceptivo dejara estéril a casi medio país.
-me parece sumamente interesante pero no estamos aqui para discutir esos asuntos ¿o si?
-perdone, no creí que le molestará. -habló Adam. - ¿y su mamá?.
-falleció -hablé, después abrí la puerta -adelante.
La casa lucía tal y como la habíamos comprado, incluso recuerdos llegaron a mi mente.
-parece que los años no han surtido efecto en la casa -hablé.
-exacto -dijo Adam.
Adam y yo empezamos a checar cada habitación y lugar de la casa, mientras que Helena inspeccionó por su cuenta. Durante el recorrido noté que poco le importaba las condiciones de la casa.
-y su esposa ¿como murió?
-¿no cree es una pregunta muy personal? -contesté
-solo tengo duda.
-fue un paro cardíaco o algo así, la verdad aún no sabemos. Fue una enfermedad rara la que afectó a su corazón, sólo se eso.
-lamento su pérdida señor Mario, supongo que ella tendrá un nombre.
-Ebelin.
-¡Ebelin! Hermoso nombre.
Después de su última pregunta creo que al fin se centró en la casa y recorrimos la sala, cocina, patio trasero, garage, ático y sótano al igual que los cuartos, sólo quedaba mirar la sala principal o cuarto de estudio y el comedor principal.
-parece una casa grande -hablé.
Ahora era gracioso, Adam ya no quería hablar o simplemente me ignoró.
-solo nos queda el estudio.
Justo al llegar vi a Helena intentando abrir la puerta, pero la manija estaba muy alta.
-ven aquí mi amor -le hablé a Helena.
Ella al oír mi voz corrió a mis brazos y yo la cargue.
-parece que ya te cansaste. -le hablé a Helena.
Al abrir la puerta, las bisagras empezaron a chillar y el polvo de la puerta se empezó a volar. Era la habitación más oculta por así verlo, pues al entrar a la casa la sala de estar era lo que te recibía y lo primero que se notaba era otra puerta en frente, al fondo de un pasillo, pero antes estaban dos escaleras, ambas te llevaban al segundo piso uno de lado izquierdo y otro del lado derecho en forma de caracol, en al parte izquierda inferior se encontraba la cocina y al fondo del lado izquierdo de la parte de abajo se encontraba una puerta que te llevaba al comedor, un amplio comedor por cierto. En la parte superior de lado izquierdo se encontraba una Habitación a mano nuevamente izquierda, mientras que del lado derecho medio baño, en la parte superior central se encontraba la entrada al ático, deslizaba una escalera y si la seguías te encontrabas con una gran ventana y espacio de sobra para meter las cosas, esa era la vista frontal de la casa. Volviendo al centro, la parte de frente estaba un viejo espejo mientras que a mano derecha superior se encontraba la habitación más grande que era la matrimonial, el cuarto tenía un baño individual y unas ventanas a mano izquierda mirando desde la perspectiva de la cama. La parte de abajo de mano derecha tenía la última habitación y una sala de estar
Algo parecido a lo escrito, pero aún nos faltaba ver la sala mayor, el cuarto más grande de toda la casa y de la cual poco sabía, nunca indague tanto sobre la casa, solo la compramos y ya.
-deje que la abra.
Busqué en el llavero, ya que era la única habitación con llave y eso realmente me intriga.
-creo que es esta -hablé.
Una llave graciosa por cierto, parecía tan antigua que combinaba con todo lo demás.
-aqui está, la sala principal.
Jamás me hubiera imaginado lo que encontraría al abrir la puerta. Era una sala repleta de libros, muy alta, incluso más que la casa, cada libro parecía demasiado antiguo. Yo aún cargando a Helena íbamos caminando por todos los libreros que estaban ya carcomidos por el paso del tiempo, eso no me impacto para nada, un poco de mano de obra y ya estaría, claro que tenia curiosidad por saber de que trataban los libros y si los vendería junto con la casa, si es que la vendo. En la punta del cuarto se encontraba un tragaluz en forma de circulo que mantenía una cierta visión dado que no había o no encontraba los focos, eso incluso no me asombró ya que nos encontrábamos en un pueblo sin tanta contaminación lumínica y la casa estaba a las afueras de la ciudad, lo más seguro es que fue hecha por un astrónomo. Al finalizar el camino, llegó lo impactante, era un viejo escritorio con unos papeles en el, parecía viejo e importante pero eso no era nuevamente lo que me llamó la atención, si no un viejo papel que se encontraba en el, claramente no era del siglo en que se compro la casa, pues se veía la hoja no tan antigua, esa fue mi gran curiosidad.
Acto seguido me decidí a abrirlo, desenrolle el papel y de el cayó un broche, el cual ignoré y me decidí a leer el primer renglón.
De: Ebe
Para: Mario
-¿Ebelin? -exclamé
-Mamá -habló Helena.