Tarde de febrero.
Santa esperanzaRegar, cortar, podar, soñar. . . Sólo soñar, estar vivo y cansado de ver que ya ha pasado mucho tiempo y uno se vuelve obsoleto.
-¿tu crees que hice lo correcto? -le pregunté a Ebe.
Bueno tal vez pensando en su forma de actuar de antes, seguramente hubiera sido la típica mamá que solaparía a Helena y me hubiera dicho <<!! si, si, si, dale permiso, yo voy con ella>> jaloneandome con insistencia.
Era mi día favorito y ahora estaba más preocupado por Helena, tanto que decidí terminar temprano de hablar y mejor volví a casa. Una llamada de August hizo que al menos pudiera despejarme por unos momentos, August, Eder y Rufus irían a tomar una cerveza al viejo bar del pueblo y me habían invitado, pensé que sería una buena solución para no pensar en su primera fiesta, sola, sin mi. En fin que decidí ir con ellos a tomar algunas copas, fue grande mi sorpresa al ver a Rufus delgado, si mal no recordaba el era la imagen andante de un motociclista y ahora parecía un técnicos. Estaban todos sentados en la barra del bar un poco desanimados y cansados.
-Que gusto volver a verlos -los saludé.
-hey miren quien a llegado -habló August.
-condenado Mario, los años si que te han pesado, te recuerdo delgado. -habló Rufus
-y yo a ti gordo. -respondí.
-no le hagas caso, ven siéntate aquí. ¡¡Hey cantinero!! Una copa por favor -habló Eder.
-¿como han estado? Hace tiempo que no los veo y lo primero que veo era depresión en su cara. -pregunté
-problemas matrimoniales hermanos, me junté a los pocos meses que tu Mario, pero no nos casamos bien, sólo por el civil y es por eso que ahora toda su familia me odia, cree que soy una persona de mal sólo por mis tatuajes, ustedes entienden, muy prejuiciosos los señores, pero lo que más me molesta es que mis suegros quieran meter a mis hijos en peleas de esposos. -respondió Rufus.
Rufus tenía grandes problemas matrimoniales con sus suegros al ser un bloqueo para la comunicación entre su esposa y el, tal vez no he ejercido en un tiempo pero si he seguido estudiando mi carrera en tiempos libres o ¿qué imaginaban? Que sería de mi si sólo hubiera envejecido sin saber nada, además que a Helena le fascinaba la neurología y conductas psicosociales.
-¿por qué no vas a visitarme? tal vez pueda ayudarte -respondí a Rufus.
-es cierto, se me olvidaba que ustedes dos son psicólogos. -dijo Rufus.
-bueno técnicamente no te puedo dar terapia por mi código de ética como psicólogo, pero puedo darte un acompañamiento. -respondí.
-si, así es. No podemos dar terapia a nuestros amigos o familiares y menos yo que me dediqué de lleno a organizaciones. -dijo August -pero Mario siguió estudiando en ratos libres y presentará exámen para ingresar a la rama social.
-apoco ya vas a la escuela ¿qué pasó con el trabajo y tu hija? supuestamente estabas muy ocupado -respondió Eder.
-pues estudio en línea con el I-mind -respondí.
El I-mind era un artefacto tecnológico parecido a los lentes de realidad virtual, pero este era un casco completo ocupando la parte frontal hasta la nuca y siendo conectada a internet para que de alguna manera te proyectará a una aula virtual donde te enseñaban y llevaban un monitoreo cerebral para poder analizar que clases se te hacían más difíciles al igual del estudio de aprendizaje en cada uno de los usuarios para que adaptarán tu plan de estudios, el tiempo de estudios era de 2 a 3 horas de clase, pero en la vida real sólo pasaban 10 minutos.