C 52 el primer paso a la mirada

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Durante el resto del semestre Helena siguió creciendo, traía tantos trabajos que ya no había espacio en el refrigerador, todo siguió su curso y de mi parte aprendió a decir gracias y por favor, algo que ya no debería ser tan valorado pero sin duda en la actualidad era algo inusual, encontrar a alguien que te salude en la calle y que te ayude sin pedir nada a cambio era algo muy extraño, para Helena era más extraño ver a los demás no seguir estos actos, me preguntó en más de una ocasión ¿por qué los demás no seguían estos actos? Yo en globando a la mayoría de personas daba crédito a las enseñanzas que uno recibía de la familia, pero en si nace de uno las ganas de saludar o despedirse.

Preguntas como estas hacia cada mañana, tarde y noche, y estaba perfecto, se que a la mayoría le molesta un niño que siempre pregunta y responde "¿por qué?" A cada respuesta, pero se debe de recordar que son un libro en blanco, ellos no saben muchas cosas y está en nosotros, los adultos, enseñarles todo lo que sabemos a pesar de estar cansados o molestos, nadie dijo que sería fácil, esto no es un vídeo juego donde reiniciamos si fallamos o buscamos códigos para mejorar las destrezas, estamos hablando de una vida y todo lo que eso significa.

Tu hijo te ve como un súper héroe, un modelo a seguir, lo mejor del mundo aún que no te des cuenta, y muchas veces uno no lo reconoce, quizás por que estamos tan ocupados en sobrevivir que nunca aprendemos a vivir, pero tu dirás ¿qué puede saber un chiquillo como tú de la vida si te ha tratado con guante de seda? Claro y coincido, pero aquellos que estamos trabajando tan arduo en cosas sencillas a simple vista es por que nos lo hemos ganado, decidimos un libro en vez de una cerveza a buena fecha, por que ahora podemos tomar una si queremos, hay tiempo para todo, incluso para vivir se debe de sufrir por un tiempo, aún no conozco a uno sola persona que no allá sufrido, claro que el sufrimiento tiene distintos niveles, pero no por eso se va a menos tu dolor.

Helena tomaba la situación de su madre con amor, pero ¿por cuánto tiempo? Se que algún día ella tendrá dudas y culpará para ocultar su dolor, eso es lo que hacemos los humanos, culpar a otros para protegernos, son nuestros métodos de protección, negación, enojo, culpa, en fin.

Son cosas no me dejan dormir de noche, saber que ella se está acercando a un mundo donde poco importan sus valores y más la forma de engañar, no hay emoción que defina todo esto más que preocupación.

[Fragmento recabado de la Mtra Rosa]

20 de agosto.

Aula 1-A

Durante mis años de maestra siempre he escuchado muchas historias, algunas trágicas y otras hermosas, la historia de Helena era la mezcla de ambas, su padre el Sr. Mario se preocupaba por todo lo que pudiera salir mal, algo muy común en los padres primerizos. Siempre que tocaban las 12 el señor Mario siempre estaba enfrente del salón esperando a que saliera su hija de clases, incluso se notaba un poco gracioso que fuera el único padre que viniera a recoger a su hijo, todas las demás eran mujeres que llegaban hasta media hora tarde a recoger a sus hijos. Pero algo que marco mucho mi trayecto como maestra fue el 20 de agosto.

Habían pasado sólo 20 días desde que comenzamos las clases, tenía muy presente lo que el señor Mario me había dicho sobre Helena, pero fue un reflejo involuntario cuando en clase les pedí que dibujarán a su familia completa, simplemente se me olvidó pero traté de remediar las cosas, hablé con Helena y le dije que si ella quería que no lo hiciera, pero ella lo quiso e incluso fue la última en terminar.

Claro que en otras épocas este problema podría pasar de alto pero después del gas Ho el cual detuvo el índice de nacimientos se habían acabado los nacimientos no planeados o conflictos entre las parejas, aquellos que querían tener hijos lo hacían seguros de lo que implicaba, claro que ya no había tantos niños como en la época donde mi madre era educadora. Antes se podía llenar 4 salones completos de un grado y ahora sólo tenemos 14 niños en el salón.

Pasaron exactamente 15 minutos y les pedí a cada uno que presentará su dibujo y nos lo explicara, su amiga de Helena Vaiolett fue la primera en pasar dentro del dibujo estaban plasmados tres personas que correspondían a su padre, su madre y ella. Dentro del dibujo su padre vestía con unos grandes lentes y un bigote enorme y su madre una bata blanca, cuando le pregunté ¿por qué? Ella respondió que su papá era un psicólogo y su mamá una doctora importante, después nos habló de donde vivían y por que se dibujó así.

Cada uno a uno fueron pasando claramente seleccionados por mi pues no quería que pasará Helena y los demás se burlaran.

-muy bien niños, ya tomen sus asientos. Ahora a cantar las vocales.

Grité, sabiendo que Helena al escuchar esto daría por hecho que no pasaría. Pero no fue así.

-profesora, falté yo. -habló la pequeña Helena mientras jalaba mi falda.

-¡es cierto! ¿Sabes que? Después de que acabemos de cantar pasarás tu. -respondí.

Yo estaba muy segura de que no volvería a preguntar, a esta edad su inocencia gana más peso que su ambición, pero tampoco fue así.

-no me tardo -respondió Helena.

Antes de poder impedir su paso, Helena camino hacia en frente y se presentó a todos;

-me llamo Helena, tengo 3 años y voy a cumplir 4 en un mes. Mi mamá se llama Ebelin Guarnero y mi papá Mario Cano pero yo les digo mamá y papá y este es mi dibujo.

Estaba lista para cualquier cosa que Helena hubiera dibujado, lo primero que me llegó a la mente fueron lápidas, ella y su papá y una que otra nube, nuevamente había fallado. Era ella acostada a la sombra de un árbol, recostada con su padre y un durazno de fondo.

Ella explicó que su papá era un psicólogo al igual que el papá de Vaiolett, pero que el no usaba traje o bigote, también lo dibujó con una flor  y ella también se dibujó con una flor, dijo que eran paisajistas en su tiempo libre y les gustaba plantar rosas y árboles en lugares vacíos.

Helena explicó todo a la perfección, incluso pensé que fue muy tonto el preocuparme por una cosa así sin saber que las preguntas de los niños realmente serían el detonador.

-¿Y donde está tu mamá? -preguntó un niño.

-aqui -señaló Helena el árbol.

-No, eso no es una mamá es un árbol. -respondió el niño

-el árbol es mi mamá -afirmó Helena.

-No, no se puede ¿o si maestra? -preguntó el niño.

Realmente me habían puesto contra la espada y la pared, Helena defendía su dibujo y yo no sabía que significaba el árbol así que me mantuve callada para no agravar la situación, claro que no siempre se arreglan las cosas así.

Ese fue mi primer fallo como educadora, Helena no aguantó las molestias y salió corriendo del jardín de niños.

HelenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora