Después de aquella aventura todo empezó a cambiar. Helena me platicó de todo lo que había ocurrido en la fiesta y como un extraño le ayudó a medias, claramente no se dió cuenta que era yo, todo iba normal aquella madrugada mientras desayunábamos. Al acabar le pregunté a Helena que haría hoy, ya que todos los sábados salíamos a jugar basket o al menos hasta que volviera madame Leyla.
-pues vamos al parque, el último juego quedó en empate. . .
Siendo Helena interrumpida por el timbre se dirigió a abrir.
-¿esperabamos visitas? -me preguntó Helena
-no que yo sepa
Al abrir la puerta encontramos al grupito de la fiesta.
-hola Hel ¿cómo estás?
-hey hola ¿qué hacen aquí?
-pues vamos rumbo al parque y pensamos si ¿te gustaría acompañarnos?
Helena volteo a verme y con un gesto antipático habló
-no lo sé, lo que pasa. . .
-lo que pasa es que su padre es un viejo gruñón que no la deja salir -interrumpí alegremente -bueno días. Oye Helena, me llamaron de la cafetería, llega hoy el nuevo cargamento y tendré que estar ahí para acomodar todo y no podré ir contigo al parque. Pero puedes ir con tus amigos, si gustas.
Helena mostró alegría en sus ojos y un brillo único en su mirada.
-¿lo dices en serio papá?
-claro o acaso ¿tengo de que preocuparme?
-no!! -exclamó con emoción.
-bien, pues llévate un suéter y corre.
Lo del cargamento era mentira pero en la pequeña aventura ella mencionó que se sentía retraída de la sociedad y no podía hacer amistades tan estrechas fácilmente, cómo sus padres en cierta época cada uno, así que no podíamos culpar a alguien, sólo rezaba por que no fuera un rasgo primario o peor aún, su cardinal.
En fin que el hecho de que Helena saliera a conocer nuevas amistades le haría bien, es un buen momento o si no esto le costará más adelante. No debería de temer de una niña de 14 años que ya sabe jugar ajedrez como una profesional, leer como una filósofa, golpear cómo cinta negra y tener el equilibrio de una bailarina. Pero lamentablemente donde le dimos en "la torre" nosotros como padres es que le descargamos una genética muy peculiar, dejemos de lado lo emocional, la psicomotricidad o cualquier aspecto neuronal. Su complexión y su metabolismo eran muy peculiares, por parte de su madre se le formaban caderas muy definidas y por parte mía su metabolismo le permitía comer lo que quisiera y no subía de peso, además de pequeños detalles como mis pestañas enchinadas, la sonrisa pequeña de su madre, mi altura (o paresiece por cómo crecía), el cabello de su madre color castaño, mis dedos delgados (qué bien pudiera ser por qué le enseñé a tocar guitarra desde pequeña), los rasgos definidos en su rostro y sus ojos, ojos que dicen algunos ser la mezcla de ambos, mi brillo con lo enorme de su iris. Si a todo esto le agregas las actividades curriculares pues era una mezcla como la llamase mi mamá "flaquita caderona piernona" o también llamada "huele suegro" que hacía referencia a que posiblemente se la robarían, gracias a Dios adoptó los gustos de su madre y míos por la ropa esbelta. De todos modos no había nada de que preocuparse, todo el pueblo nos conocía y cualquier cosa me avisaría
Por otra parte ahora sí tendría que ir a abrir la cafetería puesto que si no lo haría Helena lo tomaría como mentira y vaya que se enojaría, además ¿a qué me quedaba en casa? si no tenía nada que hacer.
En la cafetería todo lucia bien, le di al clavo con plantar árboles en la parte frontal de la cafetería, sé que algún día me atreveré a comprar todo el parque y agrandar el café, de esa manera podré plantar más duraznos y cuando llegue la primavera se verá magnífico.