Paso el tiempo tan rápido al lado de Ebelin, fue tan extraño y misterioso encontrar alguien con quien jugar y divertirte, sentirte tan normal sin importar lo que hiciéramos, a veces nos empujábamos y en otras ocasiones solo nos acostábamos en el pastó.
¿Por qué me era tan necesario estar a su lado?
Aquellos juegos y risas de verano me sirvieron para conocerla más.
Es cierto, ella era tan hermosa cómo una rosa pero tan sencilla como ninguna. Era el tipo de chica que tiene sueños y metas, a pesar de tener miles de problemas.
Un día en clases de geometría, perdido por las formulas y ecuaciones, quizá colmado de ellas, me puse a dibujar en una vieja libreta de dibujos.
-¿Qué haces?- me interrumpió Cinthia
-nada- ocultando la libreta
-vamos, deja me ver - insistió
-no es nada del otro mundo.
Cinthia tomo la libreta dejando caer una hoja de árbol oculta entre la libreta.
-¿Qué es esto?
-un recuerdo
-No, estoy segura de qué es una hoja. Pero ¿qué hace aquí?
-ya te dije es un recuerdo.
Casi había olvidado ese árbol, no estaba tan seguro de encontrarlo de nuevo, por eso guarde esa hoja aquel día. Trate de buscarlo antes, pero jamas volví a dar con el, quizá no lo busque bien, después de todo, no era un lugar que quisiera volver a toparme.
No me mal intérpretes, el bosque es un hermoso lugar pero no era para mi un buen lugar para recordar. Ya no me dolían recuerdos de personas pero ese sentimiento que tuve se quedó ahí; Impotencia, tristeza, melancolía.
Era triste y deprimente ver a la gente así, no solo en ese momento si no en toda mi vida. Le llaman ley del más fuerte, pero que tiene de fuerte no tener empatia sobre las personas.
Me parecía triste encontrar ya a pocas personas que se preocupaban por los demás, perdían su fe y hacían que otras personas también perdieran su fe.
-sabes necesitó aire. - le expresé a Cinthia.
Baje las escaleras y camine un poco. Fui al baño solo para poder mojar mi cara con el agua del lava manos.
-Creí que vomitaría en plena clase
-¿perdón?
Abrí mis ojos y frente a mi estaba Eder.
-¿qué haces aquí?
-me preocupe por ti
-aja, ¿okey?
-¿qué, no me crees?
-no eres el tipo de persona que te preocupas por alguien.
-bueno la verdad es que tengo hambre, pero no han preparado nada en la cafetería, bajemos a la entrada.
Había demasiada gente ya formada para pedir en la segunda cafetería que se encontraba a la salida de la escuela, estaba totalmente prohibido comprar ahí cuando estaba en 2do grado, pero gracias a que metimos un papel de permiso mis compañeros y yo. Fue que se le dio un plazo de venta mas larga.
¿Qué ganábamos?
Pues nada, pero realmente yo apoyaba a mis amigos y bueno, tener dos cafeterías era mejor que una, al menos yo lo sentí así.
A pesar de ser conocida nuestra escuela como la más sencilla y dónde brindaba la oportunidad a cualquiera de entrar, se encontraba una variedad de presumidos.