He sentido miedo durante toda mi vida, cuando reprobé sentí miedo y creí que ese sería el máximo nivel de miedo que podría tener, pero no.
Las personas le tenemos miedo a lo desconocido, a los cambios, sean buenos o sean malos siempre estarás preocupado, pero eso está bien, por que es de humanos tener miedo, pero no siempre el miedo es debilidad. He aprendido que durante los años venideros se separó el miedo en dos secciones, el miedo propio y el miedo externo. El miedo propio no estan fuerte, pues sabes que es acerca de ti y no afectará a nadie más, curiosamente es el primero en conocer y aquel que te prepara para el externo. Por otra parte el externo es aquel que te fuerza a crecer y ser más fuerte por tus personas queridas.
-¿Pide un deseo? -habló mi padre.
Un deseo, algo irónico y peculiar que se te da cada cumpleaños, algo que nace de tu corazón por ser eso, un deseo o sea desear, algo que buscas que sea realidad a pesar de los peros que se interpongan en tu camino.
-Desearía que mamá estuviera aquí -dijo Helena.
Esto también cuenta como miedo.
Todos se quedaron callados ante tal deseo y como se podía esperar Helena apagó las velas pero nada pasó. Mi niña esperaba que llegará su mamá, pero eso era prácticamente imposible.
-papá . . . -habló Helena.
Y yo sin palabras más que un "espera" en mis labios pronuncie, aún que sólo logrará ganar un poco más de tiempo un sonido como un estruendo sonó y al instante cayó un rocío de lluvia que si no fuera por el tejado a todos nos hubiera mojado.
-¿lluvia, en septiembre? -cuestioné.
No entendía, no se veía ninguna nube en la tarde y estos meses era de calor no de lluvia.
-papá, es mamá. -habló Helena sonriendo.
-¿mamá? -pregunté.
-si, es Ebelin -Dijo chucho
-Totalmente -apoyó Chema.
Cabe aclarar que ya estaban tomados y su afirmación no era tan clara para tomarla en cuenta, por ello me mostré escéptico.
-si papá, recuerdas la historia que me contabas de mamá y tu. Cuando alguno de los dos faltará. . . .
-la luna y la lluvia nos recordará -hablamos ambos.
-será -me pregunté.
Sea cierto o sea falso Helena se mostraba feliz de estar celebrando su cumpleaños con todos sus amigos y con su mamá.
-¿Tu siempre cuidándome la espalda, cierto? -susurré - gracias.
No puedo decir que este cumpleaños lo organice yo sólo, resulta que en el cielo también se permiten regalos. A este paso Ebelin me convencerá en que existe algún cielo.
-Hey hijo ¿por qué no tomas unas copitas? -dijo mi padre. -estamos celebrando a tu niña ¿qué no?
-si, por eso no tomo, soy su padre, tengo que limpiar todo esto.
-vamos sólo será una que otra copita con tus cuñados, tus tíos, tu hermano y yo.
-lo sé pero ellos ya están ebrios y no estoy seguro de que mi mamá y mi hermana estén de acuerdo.
-hablando de ellas ¿Donde están?
-se fueron a dormir ya papá, son las 2 de la madrugada.
-entonces ya nos vamos.
-no, no puedes conducir en ese estado. Mi hermana y mi mamá se quedarán con Helena en su cuarto, Chucho y Chema en la habitación de invitados y tu con mi hermano y los demás en la sala.
Mi padre bajo la botella y se acercó a mí, posiblemente ahora vendría la melancolía.
-lo siento.
Si, ahí venía la melancolía.
-No fui un gran padre y siento que como familia no te apoyamos cuando Ebelin falleció.
-Dejalo así.
-No, hace mucho que siempre la dejamos así. Quiero pedir perdón, escúchame. Se por que llegaste a este pueblo y se lo que intentas hacer al criar sólo a Helena, pero ese no es motivo para olvidar a tu familia. Fallé como padre con ustedes y lo sé, pero ahora quiero hacer las cosas bien como abuelo, quiero que Helena tenga la mejor imagen de mi posible. Quiero que ella esté orgullosa de llevar el apellido que tiene.
Mi padre desbordaba lágrimas ante tal discurso, no me lo tomen a mal, es algo justo el hecho de sentir el sentimiento que cubría con tantas capas, algunos rasgos son predecibles según un psicólogo llamado Catell aún que la psicología del mexicano según Días Guerrero era más exacta ante estas situaciones.
-lo está papá, lo está.
Helena es lo más preciado para mi, no es un sacrificio trabajar hasta tarde por ella o incluso tardar tanto ante una simple respuesta, si lo se y lo admito, a veces llego cansado y tengo que recostar mi cuerpo por un momento, pero siempre con una sonrisa.
-vete a dormir papá, yo acabo de recoger esto.
Ya eran las 3 de la madrugada y seguía limpiando el desastre, fue mala idea decirle a Helena que invitará a todos, bueno no, lo volvería a hacer, esa sonrisa en el rostro de mi hija valía cada momento y desgaste de la fiesta. De repente el sonido de un rayo a lo lejos me hizo notar que seguía lloviendo.
-¿aun sigue así? -me pregunté - ¿cuanto tiempo durará? lo bueno es que mañana es sábado.
No se de donde saque la extraña idea de dejar la escoba y salir a la lluvia, ya no era joven y ahora me enfermabá con mayor facilidad. Pero al ver la luna justo en el momento en el que salí y sentir la lluvia caer en mi cara, me recordó tanto a Ebe.
-¿Eres tu? ¿aun sigues aquí? -pregunté - que absurdo, como si tu me escucharás.
Hablé con escepticismo sabiendo que no pasaría nada y que era otro juego que me hacía mi cabeza. Pero al instante cayó otro rayo afirmando la pregunta.
-si eres tu -hablé
Al instante nuevamente cayó otro rayo, ahora no sabía con exactitud si era ella o una lluvia eléctrica.
-hey tranquila, si mal no recuerdo a ti no te gustaban los rayos. -exclamé. -no te quitaré el tiempo, gracias. No se si realmente exista un cielo pero desde donde sea que me estés mirando quiero agradecerte por estar mirándonos. Sabes, ella te ama mucho, hace unos días le mostré tu fotografía y quedó plenamente enamorada de tí, le das tanto orgullo que se llevó el álbum de fotos para mostrarle tu imagen a todos sus amigos ¿Sabes que historia le encanta que le lea antes de dormir? Claro, tu lo vez todo, como no lo sabrías.
3:30
Sonó mi reloj y de la lluvia me aparté sin antes no decir gracias y con permiso. Amarre las bolsas de basura y las dejé enfrente de la casa, mañana tenía que levantarme pronto a trabajar y ya era muy tarde.