C 50 El gran paso

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Lápiz, gomas, libretas, crayolas, pinturas de agua, uniformes, mochila, en fin. Compramos todo lo que pidió la escuela, ahora entiendo un poco a mis padres cuando decían que era todo un problema el entrar a la escuela, tal vez si me costaba un poco, el trabajo ya no era tan abundante como en la capital y aún no me recuperaba después de invertir en la remodelación de la casa, pero yo era el padre y tendría que hacer lo que se necesitase para que ella logrará sus metas, además al ver esa hermosa sonrisa en su rostro cada que mencionaba el kínder hacia que valiera la pena, era un vaso de agua en el desierto, un suerte en el frío o un milagro para un devoto.

-papá ¿tu también fuiste al kindel veda? -habló Helena.

-Si amor. -respondí.

-¿Y como eras? -preguntó.

No lograría una buena imagen si le contaba la verdad o como podría decirle que su padre fue muy imperativo y en más de una ocasión llamaron a mi madre, siendo sólo kinder.

-no recuerdo -contesté

Técnicamente no estaba mintiendo, recuerdo que mi madre tenia fotos de mi en banda de guerra pero no recuerdo muy bien como llegue a serlo.

-De segulo a mamí le gustala velme en la escuela - Habló Helena

Como le podía explicar que ella soñaba con eso, con tomar su mano y acompañarla en su primer día de clases, incluso en más de una ocasión lloró de la felicidad y eso que solo lo soñaba.

-Claro que si mi vida, claro que si.

No siempre es fácil para un padre aprender nuevas cosas, el crecer y aprender es un habito que siempre estará presente, dejar una hija crecer es muy doloroso, quizá por pensar que ya no les harás falta, quieres ser tan necesarios para ellos que como un intento de ello les ponemos tantos limites que no los dejamos desarrollarse y logramos que sean dependientes a nosotros, pero ¿realmente es lo que queremos? yo quiero verme como padre poniendo de ejemplo a mi como hijo, claro que siempre las enseñanzas tendrán que ir disfrazadas pues el explicar no es lo mismo que vivir, para mi es invalido decir que mi experiencia aplica para todos, Helena esta viviendo cosas distintas y su entorno como su contexto es distinto al mio, lo cual hace que su punto de vista sea diferente al mio por kilómetros, yo trato de enseñar todo lo que se mediante ejemplos para que ella pueda entender a lo que me refiero.

Es tan fácil perder la noción del tiempo con una hija, las fechas se hacen tan pequeñas y los meses se encojen, nada comparado con las personas que escriben en sus redes sociales "volteo atrás y veo como cambia todo en un año" Pues claro, en mi caso era más notoria, hace 3 años cabías en mi mano, hace dos gritabas por todos lados y ahora mírate, ya estas caminando y dando tus propios pasos, de un momento a otro te aseguro que querrás perforarte la nariz y no lo digo yo, lo dice la ciencia, bueno no realmente con esas palabras pero querrás buscar tu identidad y eso creara un desplazamiento entre el seno materno y tu creando un nuevo sistema que será atacado por nuevas ideologías y  experiencias que estarás ya recabando por tu paso. A veces siento que me viajo mucho ¿no crees?

De un parpadeo a otro ya había llegado agosto y Helena ya estaba preparada para entrar al kínder, recuerdo que en el camino pasamos a la casa de August que quedaba a tan sólo algunas cuadras, August estaba más preocupado por su hija, después de todo el era más grande que yo por al menos 10 o 7 años, cada vez que le preguntaba su edad la cambiaba y era algo en lo cual hacia caso omiso, si quería decirme estaba bien y si no igual, su único miedo era pensar que estaba ya muy grande para ser el padre de Vaiolett, pero bueno eso es normal e incluso me parece gracioso que siendo los dos psicólogos estemos nerviosos.

Al fin habíamos llegado, el kínder "sonrisas del cielo" me parece muy gracioso que siempre pongan un nombre tierno a los kinder's. Pero era mucho más gracioso ver a todos los padres llorando con sus hijos por sufrir un pequeño desapego.

HelenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora